Por lo general los ciudadanos detestan a los partidos políticos. Cuestan mucho dinero que bien serviría para beneficiar a la gente. Después de cada elección surgen y mueren llevándose miles de millones de pesos en prerrogativas. Es un lucrativo negocio para sus dirigentes. Lo ideal serían dos o tres.
En 1989 nace el Partido de la Revolución Democrática a
instancias de distinguidos priistas, como Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz
Ledo, Ifigenia Martínez, Andrés Manuel López Obrador y otros. Ha lanzado
candidatos presidenciales propios en cuatro elecciones y no ha ganado. En 2018 participa
en alianza con PAN y Movimiento
Ciudadano.
Ahora su dirigencia nacional anunciará una audaz jugada
estratégica. Acaso modificarán las siglas y hasta el nombre en una especie de
borrón y cuenta nueva para partir de cero. ¿Les servirá este relanzamiento o
refundación del PRD o terminará como tantos nuevos partidos condenados a
desaparecer por no alcanzar los votos suficientes para conservar el registro?
Sus fundadores migraron hacia otros rumbos. Cuauhtémoc y
Porfirio se decepcionaron del partido del sol azteca y lo abandonaron. Ifigenia
y López Obrador también partieron y se llevaron a la mayoría de los perredistas
para darle vida a Morena.
Otro partido en riesgo de extinción es el Revolucionario
Institucional, cuya capacidad gatopardista le ha permitido sobrevivir por más
de 90 años. Después de haber mantenido la hegemonía más que ningún otro partido
en el mundo, es hoy un minoritario más, aunque tiene incrustado en la
presidencia de la república a uno de los suyos, el ex priista López Obrador.
El PRI también se juega su futuro en el apoyo o rechazo a la
reforma eléctrica. Algunos analistas sugieren que si los priistas votan a favor
de la iniciativa de AMLO, habrán cavado su tumba. Sin embargo, ya antes le han
pronosticado su final y, como ave fénix, ha resurgido de sus cenizas. No lo den
por muerto.
En cuanto al PRD, si
de veras rompe paradigmas y su presunta transformación es de fondo, tal vez
recupere la credibilidad y fuerza que lo mantuvieron como uno de los tres
partidos políticos más importantes de México. Si sólo aparenta el cambio para continuar
igual, caminará directo al precipicio.
Existen demasiados partidos. Este año desaparecieron los siete que obtuvieron registro (3
nacionales y 4 estatales). De todos modos recibieron miles de millones de pesos
provenientes de nuestros impuestos.
A nivel estatal se salvó “Fuerza por México”.