Desde el Café
Bernardo Gutiérrez Parra
El sábado anterior, horas antes de que Andrés Manuel López
Obrador presentara su Primer Informe de Gobierno, hubo una balacera entre
policías y maleantes en Villa Unión, Coahuila, con un saldo preliminar de 14
muertos, cuatro de ellos policías. Para cuando el presidente dio su discurso en
el zócalo capitalino el número de muertos se había elevado a 21.
Esto no alteró el homenaje que se mandó a hacer y en
el que participaron todos los morenos. El gobierno de Veracruz por ejemplo, cooperó
con más de 40 camiones repletos de burócratas que recibieron 600 pesos por
cabeza, desayuno y la seguridad de que conservarán su chamba a menos que dejen
de asistir al próximo Informe.
Pero al margen de eso, es primera vez en la historia de
este país que un presidente termina su primer año de gobierno con 100
asesinatos al día, cero crecimiento económico y una aceptación ciudadana formidable.
Siete de cada diez lo apoyan.
Ni Benito Juárez en sus buenos tiempos.
En el primer año de Vicente Fox hubo un crecimiento
económico del 4.54 por ciento más 13 mil 917 homicidios dolosos, que hicieron
que bien pronto terminara su luna de miel con la raza de bronce.
En los primeros 12 meses de Felipe Calderón la economía
creció 2.29 por ciento y la cifra de homicidios bajó a 10 mil 424, pero también
lo bateó bien feo la raza.
Con Enrique Peña Nieto el país se convirtió en una
carnicería al contabilizarse en su primer año 21 mil 567 asesinatos, algo jamás
visto. Para colmo el crecimiento fue apenas de 1.35 por ciento.
Uno por uno, López Obrador tundió con todo a los tres
al acusarlos de ahogar al país en ríos de sangre y llevarlo a la ruina
económica.
Pero lo paradójico del asunto, es que a pesar de que en
su primer año van casi 30 mil asesinatos, la economía está cerca de la recesión
y ha tenido el peor inicio de gobierno que cualquiera de sus antecesores, tiene
una aceptación ciudadana más que envidiable.
O dime lector si sabes de otro presidente que teniendo
a la mitad del país sin abasto de medicamentos, con una corrupción a lo
desgraciado principalmente en los gobiernos emanados de Morena; con 155 mil
millones de pesos de subejercicio; un presidente que dejó sin chamba a 2
millones 100 mil empleados en el último trimestre y que promueve a improvisados
en las dependencias públicas, goce de la confianza de siete de cada diez
ciudadanos.
¡Para Ripley con Andrés Manuel!
Esto le permite alardear: “¿Cuánto tiempo
necesitaremos para consolidar la obra de transformación? Pido un año más, es
decir, en diciembre de 2020 aquí nos vamos a volver a encontrar. Entonces
estarán establecidas las bases para la construcción de una patria nueva. Estoy
seguro de que cuando cumplamos dos años de gobierno los conservadores ya no
podrán revertir los cambios”.
Una de las bases para consolidar la 4T es seguir haciendo
recortes en beneficio de los programas asistenciales. Pero va a recortar donde
no debe.
En 2019 Veracruz recibió 20 mil 464 millones de pesos
para el Programa de Subsidios, pero para el 2020 sólo recibirá 3 mil 927
millones; es decir, 86.9 por ciento menos. Y los más golpeados serán los
agricultores.
Quizá alguien diga que más de 20 mil millones era
muchísimo dinero que se quedaba en manos de unos cuantos y es verdad. El
problema son los extremos, antes era un resto y ahora será una limosnera bicoca
que servirá de muy poco y provocará más irritación en el campo veracruzano.
Otros planes para el 2020 son darle otro tijeretazo a
la burocracia y aumentar en 15 por ciento la canasta básica.
La bronca para Andrés Manuel es que ante este panorama
no hay popularidad que aguante. No le está ofreciendo nada tangible al
ciudadano de a pie que paga sus impuestos, ni al desempleado, ni a la madre del
niño al que dejaron sin estancia infantil, ni al estudiante que se quedó sin
beca, ni a los padres de los enfermos en hospitales regionales, ni a los
campesinos, ni a los obreros y mucho menos a los empresarios.
De hecho, no les está ofreciendo mucho a los
profesionistas pertenecientes al programa Jóvenes Construyendo el Futuro. Salvo
honrosas excepciones estos jóvenes la hacen hasta de mandaderos y no tienen
seguridad social.
Quienes están en su gracia son los grupos clientelares
que tiene Morena pero que no son los 30 millones que votaron por él en julio
del 2018. Con ninis y ancianos esos grupos suman ahora entre 10 y 12 millones.
El resto difícilmente querrá volverse a tropezar con la misma piedra.
Otra cosa que no ve AMLO en su infinita soberbia, es
que el descontento popular crece al doble de los 100 muertos diarios. Y estos
descontentos pueden darle un calambrazo en 2021 y una sorpresa muy desagradable
en el 2024.