· Si
preserva su capacidad de innovar, saldrá reforzado
· La
clave tras esa pandemia es mantener el capital humano
· La
enemiga de la prosperidad es la incertidumbre que genera la mala política
Por Miguel Angel Cristiani Gonzalez
Hasta ahora, la mayoría de la población, estamos preocupados
y ocupados en protegernos en contra de la pandemia del COVID-19, respetando las
recomendaciones del sector salud de quedarnos en casa, y en caso necesario de
salir a la calle y lugares públicos, guardar la sana distancia y utilizar el
tapabocas.
Pero hay otra pandemia -además de la informativa- que
también trae graves consecuencias y es la económica, que ya se ha hecho sentir
por el cierre de empresas y comercios, así como el despido de miles de
empleados.
Así las cosas, la pandemia económica es igualmente poderosa
y dañina.
Incluso se ha dicho ya en numerosas ocasiones, que después
de que se controle el COVID-19 ya nada volverá a ser igual que antes.
Otra frase recurrente en las videoconferencias de todo tipo
que se están dando a través de las benditas redes sociales, es la de que “tenemos
que reinventarnos”.
En efecto, ya nada volverá a ser igual que antes y tenemos
que reinventarnos en nuestro quehacer cotidiano, aunque lamentablemente no se
nos dice como será ese cambio.
Por eso es interesante la plática que tuvo nuestro filosofo
del pueblo Pancho López, con alguien que sí conoce y sabe del tema financiero,
se trata del noruego Finn Kydland, premio Nobel de Economía e investigador de
la Reserva Federal de los Estados Unidos.
En resumen de diez puntos clave, Finn Kydland comentó lo
siguiente:
• Si preserva su capacidad de innovar, se saldrá reforzada
de esta pandemia.
• La clave tras esa pandemia es mantener el capital humano:
si el confinamiento no lo destruye, la recuperación será rápida.
• Esto es decisivo ahora mismo. Porque el virus no ha sido
un terremoto; no hay que construir puentes ni carreteras. Siguen ahí.
• De lo que hay que preocuparse es de tener instrumentos
financieros para que llegue la liquidez a todos, y que permitan que toda la
capacidad de innovación permanezca intacta cuando el virus remita.
• Y eso depende de que el paro no sea tan largo, que se
pierdan esas habilidades productivas y de que las medidas de liquidez hayan
sido suficientes.
• En esencia, eso no es diferente en cada sector, sea un
bar, un laboratorio farmacéutico o de alta tecnología: son cadenas que generan
valor.
• Cualquier empresa -desde un bar a una consultora de
ingeniería- depende, sobre todo, de su capacidad de innovar y competir. La
productividad de un país no es más que la de todas sus empresas sumadas.
• Pero ese bar, ¿continuará teniendo las mejores croquetas
de jamón cuando vuelva a abrirse? Pues el dueño no ha podido pagar sueldos y
despidió al cocinero experto y a los camareros simpáticos y perdió a los
proveedores… Y cuando, al fin, reabre también los clientes dejan de ir porque
han perdido el valor que les daba.
• La llave es retener el know how; el saber hacer, y eso
también incluye el de toda la cadena de valor: el cocinero, los camareros, el
proveedor que le vende ese jamón… Y el saber elegir de esos clientes que
aprecian esas croquetas y las pagan.
• Una aeronáutica no es diferente de un bar: es otra cadena
de valor. En vez de jamón hay ingeniería: y si por culpa del confinamiento los
mejores ingenieros de la aeronáutica se van a Alemania, entonces se acabó la
empresa y se acabó todo.
Para rematar, el premio Nobel de Economía nos compartió otra
sentencia, que ojalá y sea entendida por los gobernantes responsables de
enfrentar la pandemia, la crisis económica y financiera que se está viviendo
desde ya: “La enemiga de la prosperidad es la incertidumbre que genera la mala
política.”
Cada quien, en su campo, tendrá que volverse a inventar con
nuevas formas de trabajar, porque lo cierto es que ya nada volverá a ser igual
y quienes no lo entiendan así, estarán condenados al fracaso.
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