Mutatis mutandis
Por Rafael Arias Hernández.
Como siempre, la realidad alcanza a todo
y a todos; y por tanto, influye y condiciona, afecta y trastorna.
Hoy por hoy. Otras son las
condiciones y evoluciones, y otras las situaciones y perspectivas.
Hay que identificar retos y
oportunidades, problemas y soluciones. Tarde o temprano, reaccionar es
inevitable.
Lo primero y básico, es desplegar
todas las capacidades y habilidades, para reconocer esas nuevas
condiciones. Analizar, estudiar y proponer reacciones y acciones, efectivas y
pertinentes; para tratar de consolidar y hasta de mejorar lo benéfico y
positivo; o para cambiar, modificar o innovar lo existente.
Pero también debe advertirse y
alertarse, la posible presencia de otras
actitudes negativas, como evadir, distorsionar, ignorar, ocultar,
posponer, o minimizar lo que ocurre y
necesita atención; o como las de indiferencia, desinterés o pasividad, para no hacer nada; para dejar
hacer, y dejar pasar.
UNIVERSIDADES EN CRISIS.
El pasado 9 de octubre, 25 universidades
realizaron un paro de labores, en apoyo a 9 que ya no pueden pagar sueldos, prestaciones y
otros gastos.
Cierto, que las afectadas son casi la
cuarta parte de las instituciones autónomas estatales; pero cierto también, que
todas sin excepción, en su ámbito tienen que revisar, su situación y perspectivas, sobre todo en un
contexto nacional, en el que la educación superior, está cambiando, exigiendo
modernizar su administración y finanzas.
En efecto, hasta hoy las universidades
en crisis son las autónomas de Nayarit, Zacatecas, Morelos, Tabasco, Oaxaca,
Michoacán, estado de México, Sinaloa y Chiapas.
Importante tener presente, que la responsabilidad en unas, se atribuye a faltas o errores de gobiernos
estatales; en otras, a fallas o abusos de sus rectorías; e incluso en algunas,
a inflexibilidades sindicales.
Preocupa que en general, todas están y
serán afectadas, en mayor o menor medida, por sus propias limitaciones, ineficiencias y, salvo excepciones, hasta por su corrupción interna; además, las
crisis económicas y de finanzas públicas nacional y estatales, configuran
situaciones y perspectivas adversas o poco favorables.
La organización sindical universitaria
nacional CONTU, que encabeza Enrique
Levet, destaca entre otros aspectos, los devastadores efectos que causa la
suspensión de pagos a miles de trabajadores, quienes sin deberla ni buscarla,
junto con sus familias pagan las consecuencias. Incluyéndose también, la
afectación a cientos de miles de estudiantes, que quedan sin clases ni
actividades.
Ante inocultable y creciente problema,
la educación superior debe atenderse. Bien por la apertura al diálogo y a la
búsqueda conjunta de soluciones viables.
En este contexto, toda Universidad
Pública está obligada a asumir sus responsabilidades, propias y con la
sociedad, a la que se debe. Garantizar, que no pertenece
a una persona o grupo, ni es exclusiva de una ideología, corriente científica o
estilo artístico. No es empresa privada, ni debe ser fuente de negocios turbios, beneficios
ilegales o privilegios indebidos, para personas, grupos o familiares.
Para su desempeño, ciudadanía y sociedad, le destinan y confían
recursos públicos y le han dotado de
atribuciones consignadas en diversas leyes. Por lo que en toda situación se
debe tener presente, origen y destino.
Así, ser universitario responsable, es
ser partícipe permanente, en el infatigable esfuerzo de lograr la plenitud de
la existencia individual y colectiva; así como
participar y contribuir, en la
interminable construcción de un mundo
mejor.
No esperar resignadamente. Ni invocar
religiosamente, la fuerza que venga de
fuera para transformar y lograr lo que se anhela. Mucho menos imponer la
simulación y aceptación obligada de una realidad inexistente.
Sentido universitario centrado, antes
que todo en ser humano; en atender a la
sociedad porque se es parte de ella.
Digámoslo e insistamos, para que no se
olvide o minimice. Individuo y Sociedad, son origen y destino de la Universidad
pública.
Importante atender y resolver, conocidos
y padecidos problemas, como
ineficiencia, corrupción y delincuencia gubernamental; problemas, que no
son ajenos a los organismos autónomos, como las universidades públicas.
Para reaccionar bien y a tiempo, son
imprescindibles participación y evaluación ciudadana y social; instrumentos
claves, para gobernar al gobierno y asegurar buenos resultados.
Además, imposible ignorar, minimizar o
desatender, la Reforma del Estado mexicano, que apenas ha empezado y ya muestra
sus múltiples consecuencias, en instituciones y dependencias
oficiales.
El cuanto a las universidades públicas, hay entre ellas
diferencias e incluso buenas excepciones, pero a todas urge fortalecerlas;
empezando por aquellas en donde se comprueba, que padecen mediocridad y perversidad, corrupción
e impunidad. Ningún presupuesto alcanza, ante una cada vez menor cobertura y
cuestionada calidad del servicio.
MÁS Y MEJOR EVALUACION PARTICIPATIVA.
Sin excepción alguna, es imprescindible asegurar cumplimiento
puntual de transparencia, rendición de cuentas y fiscalización objetiva,
independiente y eficiente. Atribuciones irrenunciables de ciudadanía y
sociedad, así como de los correspondientes órganos o poderes del Estado que,
por ley, tienen esta atribución.
Pensamiento crítico y actitud
constructiva, llevan a la evaluación
objetiva como obligado punto de partida; y, desde luego, a la ineludible obligación
de su fiscalización y contraloría externas.
En fin,
para incluir en su caso, coincidencias o diferencias, hay que exigir,
la existencia de principios, libertades y derechos esenciales.
El sentido universitario individual, es
una singular oportunidad; y a la vez una responsabilidad, un ineludible
compromiso social.
El colmo es que insuficiencia y
delincuencia, ineptitud y corrupción, mediocridad y simulación, se dan, crecen y persisten en muchas
universidades.
Instituciones, en donde esfuerzo y evaluación permanentes, optimismo, y otras actitudes
positivas deben fortalecerse y
aprovecharse, a partir del análisis objetivo y
del pensamiento crítico, para
propiciar acuerdos reflexivos; y si es
posible, diálogos y
debates, para encontrar
respuestas y hasta soluciones a los problemas planteados. Verdaderas respuestas
y soluciones, no simulaciones.
Seguimiento y control, evaluación y corrección
verdaderas. No a modo, ni carnal o de encubrimiento y simulación.
Cada Universidad Pública debe ser
evaluada en su ámbito gubernamental federal o estatal; y en su contexto
regional, por sus necesidades y características propias.
La autonomía es, en principio, más responsabilidad y confianza para
fortalecer la institución; y que cumpla puntualmente con su responsabilidad
social y sus funciones. No para aislar, encubrir y proteger ineficiencia y delincuencia.
-Académico. IIESESUV
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