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lunes, 15 de noviembre de 2021

La corrupción, inmortal; ni AMLO ha podido contra ella


Una vez un político refirió que Veracruz es un gran pastel que alcanza para repartir a todos los interesados en obtener una tajada de lo que representa el gobierno estatal. ¡Imagínese entonces lo que puede representar el pastel de todo el gobierno federal!

Los saqueos al erario y los negocios ilegales al amparo del poder han sido inmensos y de juntar todo lo que los políticos han robado en el último medio siglo, de los 70 para acá, para ya no ir más lejos, la cifra que se obtendría sería difícil de leer y comprender para el común de los mortales.

Han robado los cajeros de los hospitales, los jefes de las oficinas de Hacienda, los regidores de los pueblos más olvidados, los alcaldes, los inspectores de comercio, los directores de Obras Públicas, los tesoreros municipales, los policías, sus jefes, los federales de caminos, los diputados, los secretarios de despacho, los gobernadores, los delegados federales, funcionarios de universidades y los rectores, los responsables de las áreas deportivas, los secretarios de estado, los jefes en las aduanas, los presidentes y un larguísimo etcétera.

Además hay que tomar en cuenta que el daño a los municipios, estados, a la nación y al pueblo no solo ha sido por saquear, también por la incompetencia e irresponsabilidad mostrada por legiones de funcionarios de todos los niveles, desde el más modesto hasta el más alto, en el ejercicio de la función pública.

En fin, desde diciembre de 2018 México está bajo el gobierno de Andrés Manuel López Obrador que enarbola la Cuarta Transformación la cual, entre otras cosas, busca cero corrupción, pero vale preguntar ¿todos en la 4T están en esa frecuencia?

Ahora vemos que es muy complicado, por más experiencia política que se posea y muy presidente fuerte que se sea, cuidarles las manos a todos.

También queda claro que no basta que el de arriba no sea corrupto para que todos en el gobierno no lo sean.

Lo que a continuación se expone es comentario generalizado, incluso en personajes del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), aunque públicamente no lo hagan.

Julio Scherer, quien de “hermano” del Presidente y poderoso consejero jurídico de la Presidencia ha pasado prácticamente al ostracismo, tiene ahora una marca negativa que muy difícilmente se quitará.

Las versiones iban y venían sobre sus supuestas intervenciones para alargar casos judiciales, dar protección a inculpados y tener que ver, en estados, con contratos en dependencias con abultados presupuestos.

Ahora se dice que Scherer nada tuvo que ver en eso, que toda la responsabilidad caería en integrantes de sus despachos a los que, dicho sea de paso, se afirma que en estos días no los calienta ni el sol, pues se sienten en el total desamparo, no los recibe ni su jefe y ven venir las consecuencias de sus actos.

Santiago Nieto como jefe de la Unidad de Inteligencia Financiera igualmente se afirma que enredó casos, unos acortándolos y otros alargándolos, lo que hace suponer una actuación a conveniencia de sus intereses. Lo de su boda, dígase lo que se diga en su defensa, sí chocó con lo que afirma ser la 4T. Su salida era la conducente y se vería mal su reincorporación.

Las aduanas han sido señaladas negativamente hasta por el propio Presidente y si de ellas salió quien será el próximo alcalde de Xalapa, Ricardo Ahued, es porque vio el tamaño y la fuerza del monstruo. ¿Ya bajó la corrupción en las aduanas?

Lo de la falta de medicamentos es por ahora el caso simbólico. Fuera del gobierno mucho se comentaba de eso, hasta que hace unos días López Obrador recriminó en reunión en Colima:

“Ya tenemos que terminar de resolver el problema del abasto de los medicamentos, esto es para Juan Ferrer (del Insabi), esto es para el doctor Alcocer (secretario de Salud): yo no quiero escuchar de que faltan medicamentos y no quiero excusas de ningún tipo, no podemos dormir tranquilos si no hay medicamentos para atender enfermos”.

En materia de inseguridad, lo que se resiente en las casas, en los negocios, en las calles y en el transporte, en algún momento se expondrá también a nivel presidencial, como se hizo con los medicamentos.

Ya van prácticamente tres años de gobierno y el deseo es que estas cosas no sucedieran, pero hay más, en los gobiernos federal, estatales y municipales, mostrando lo difícil que es combatir la corrupción.