Desde el Café
Bernardo Gutiérrez Parra
La remontada más grande de que se tiene memoria en una
elección en México, ocurrió en el 2000 cuando Vicente Fox rebasó los 21 puntos
de ventaja que le llevaba Francisco Labastida, y le ganó la presidencia por más
de dos millones de votos.
A pesar de la diferencia tan abismal, el hartazgo por
el PRI fue parte sustantiva en el milagro.
Diez y ocho años después, aquel hartazgo es nada
comparado con el actual, por lo que ser candidato del tricolor a cualquier
puesto de elección popular es un boleto seguro a la derrota.
Una entidad donde ese hartazgo se manifiesta en toda
su expresión es Veracruz, bastión histórico del PRI que se encargaron en
demoler Fidel Herrera y Javier Duarte.
Estos sujetos fueron el chorro que derramó el vaso de
la paciencia veracruzana puesta a prueba sexenio tras sexenio durante ochenta
años.
El atraco que cometieron fue tan brutal, que el PRI no
tuvo que esperar mucho por la respuesta. En junio del 2016, y aún bajo la
férula del gordo impresentable, los veracruzanos votaron por la oposición.
Y esa inercia negativa le ha pegado de lleno al
candidato del PRI a la gubernatura, José Yunes Zorrilla, al mandarlo al tercer
lugar de las preferencias electorales con 14.8 por ciento de aceptación. Es decir,
a casi 33 unidades por debajo del puntero Miguel Ángel Yunes Márquez que tiene
el 47.7 por ciento. Y también debajo de Cuitláhuac García que tiene 36.4 por
ciento de las preferencias. Lo anterior, de acuerdo con una encuesta realizada
por la empresa Votia.
A pesar de que el PRI no ha manifestado su posición, hay
quienes afirman que la encuesta está cuchareada. Pero ese no es el punto.
Cuchareada o no, es un hecho innegable que el abanderado
del tricolor va abajo en el ánimo de los veracruzanos que no quieren saber nada
del PRI y José Yunes pertenece a ese partido.
A Pepe nadie lo puede acusar de duartista. Como
senador de la República bajó recursos para los veracruzanos muy al margen de las
raterías del entonces gobernador con quien llegó a tener marcadas diferencias
incluso frontales. Su presencia es bien recibida, sus discursos son escuchados
y comentados, su cercanía con la gente es innegable… pero carga el pesado
lastre del PRI.
Por otro lado, ¿qué tan apegada a la realidad es la
encuesta de Votia? Difícil saberlo. Si hay algo devaluado en este país son los
sondeos y las encuestas. En lo personal, no creo en las que realiza una
respetable encuestadora nacional que en tiempos de Fidel Herrera hizo una donde
el nopaltepecano quedó en primer lugar en popularidad y Dios en segundo. Ahí le
perdí la fe al menos a esa casa encuestadora.
No es mi intención poner en duda el trabajo de Votia,
pero una diferencia tan bárbara entre el puntero y el tercer lugar mueve a la
sospecha. Sobre todo, si se toma en cuenta que al margen del partido en que
milite, José Yunes goza de más simpatía que Yunes Márquez.
Lo que sí es un hecho insoslayable es que Pepe como
candidato y Américo Zúñiga como líder estatal del tricolor, tendrán que hacer
un esfuerzo titánico.
Vender la imagen de que no pertenecen a la camada de
bandidos que dejaron seco al estado y que sus antecedentes políticos los
avalan, será vender una verdad.
Ese podría ser uno de los caminos para revertir la
tendencia negativa.