La señora Lourdes, así como tantas amas de casa que comúnmente salen y se dirigen al supermercado a comprar lo necesario para su hogar, candorosa como siempre, saluda a los tenderos a su paso. Buenos días, don Manolo, ¿a cómo está el frijol?, pregunta. Inmediatamente el tendero le responde, a 27.00 pesitos el kilo doña Lulú, ¡ah, cómo ha subido! Al instante en el que ella pregunta, toma un grano con su mano y lo “cala” con su boca, así como se hace en la cata de vino. Con su cabeza, Lulú aprueba la calidad del frijol y, al abrir su monedero, en su mente se dice a ella misma ¡no me va a alcanzar para lo que necesito!
El
Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) informa que, en noviembre
de 2021, el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) presentó un
crecimiento de 1.14 por ciento con respecto del mes inmediato anterior. Con
este resultado la inflación general anual se ubicó en un 7.37 por ciento. Según
señala el INPC realizado por el INEGI, la inflación de los productos
básicos presentó un alza del 0.62
por ciento en el último mes del año.
Tal
impacto se ve reflejado, por ejemplo, en artículos de la canasta básica, háblese de huevo,
leche, atún, pan y demás. Las familias deben tener acceso a una alimentación
completa y básica, pues éste es un derecho humano reconocido por la legislación
internacional; por ello, México, como otros países, se enfoca en analizar qué
productos de alimentación básica necesitan sus habitantes para no padecer de
desnutrición ni hambre.
A nivel mundial, uno de los temas que generan preocupación
por sus diversas implicaciones es el de la pobreza. En México, el Consejo
Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) es el
órgano encargado de medir la pobreza y, además, genera información para la toma
de decisiones sobre la materia en lo que respecta al año 2022 entrante.
La
cuesta de enero se acerca y, con ello, la inflación de la canasta básica. ¿Qué
está pasando con la inflación? ésta se ha hecho presente de una manera más
notoria desde el mes de noviembre, cuando el índice de precios al consumidor
llega a la cúspide, a su nivel más alto. Esto provoca que a la gente le alcance
menos para comprar sus productos y pagar sus servicios; por ello, de pronto ya
no puedes cubrir ciertos gustos o necesidades que anteriormente si podías
satisfacer. Pues, amigos, esto es la inflación.
La
estrategia de subir los precios en esta temporada es recurrente porque los
trabajadores, en su mayoría, reciben su aguinaldo, reparto de utilidades o
bonos. Entonces, por el alza de precios, no alcanzan a “sentir” dicho
incremento y esto se da en el momento que todos conocemos como la mencionada
“cuesta de enero”.
La
canasta básica incluye veintiún artículos, desde abarrotes, frutas, verduras,
carnes y legumbres. El costo de ésta depende de la tienda o del lugar en donde
compres. Algunas sugerencias de la Procuraduría Federal del Consumidor (PROFECO)
son las siguientes:
Planear
bien tus compras, hacer una lista de los productos que piensas comprar para que
sepas qué necesitas y distinguir qué no necesitas por el momento, revisar las
características de los productos para ver cuál te conviene más, cuidarte de la
publicidad engañosa y guardar tus tickets por cualquier cosa.
Lamentablemente, nos damos cuenta de que, así como doña Lulú,
a lo largo del tiempo es cada vez menor el número de cosas que podemos comprar
con la misma cantidad de dinero. Imagínate cómo son las cosas para una familia
promedio de tres a cuatro miembros en casa. ¿Crees que tengan la posibilidad de
ahorrar o invertir en un negocio? Cuando el dinero vale menos las necesidades
son iguales o, incluso, se llegan a incrementar, entonces así se puede decir
que existe la inflación. ¡Una mejor administración familiar sería conveniente,
mas no la solución! ¿Tú qué dices?