Desde el Café
Bernardo Gutiérrez Parra
Al presidente López Obrador nunca le interesaron los migrantes
a pesar de que en su campaña fueron una de sus banderas. Pero la oportunidad de
sacarles una buena tajada mediática se le presentó en octubre del 2018 cuando llegaron
en oleadas a nuestro país.
En ese entonces Enrique Peña Nieto aún era presidente,
pero ya no gobernaba y Andrés Manuel era presidente electo, pero ya daba
órdenes y una de ellas fue que nadie los molestara. “Los migrantes son nuestros
hermanos y hay que apoyarlos. Serán atendidos y protegidos en su viaje a
Estados Unidos y los que se quieran quedar tendrán un trabajo digno”.
AMLO sabía que ninguno se quedaría en México y la idea
de brindarles todas las facilidades era con el fin de que la comunidad
internacional le pusiera una estrellita en la frente por ser buena onda con los
migrantes.
El problema es que no contaba con un rottweiler llamado
Donald Trump que comenzó a ladrarle.
Yo fui de los que pensó que Andrés Manuel sacaría la
casta y exigiría a Trump que le bajara dos rayitas a su radio y no le hablara
tan golpeado. Meses antes había dicho que una vez que llegara a la presidencia
le enseñaría buenos modales al güero belicoso.
Y oh desilusión, fue Trump el que a ladridos le enseñó
quien manda. Y Andrés Manuel bajó la mirada y dobló las manos.
Sus jilgueros dicen que la amenaza de subir los
aranceles fue lo que obligó al presidente mexicano a buscar una “solución al
problema de la migración”, pero puro cuento. AMLO se doblegó en una actitud
indigna del estadista que pretende ser.
Desde entonces se ha convertido en el más fiel
defensor de la política antiinmigrante de Estados Unidos y yo pregunto: cuando se
mira al espejo ¿no le dará vergüenza saber que está mirando a un sirviente del presidente
norteamericano?
Este miércoles en la madrugada, aproximadamente dos
mil hondureños salieron de San Pedro Sula rumbo a Estados Unidos. Y salieron
como lo hicieron sus antecesores; empujados por la falta de oportunidades, el
hambre y la violencia. Al mediodía llegaron al punto fronterizo de Corinto y
cruzaron a la brava la frontera de Honduras con Guatemala.
El presidente guatemalteco, Alejandro Giammattei, que
apenas tomó protesta el martes, les dijo en un mensaje: “El Gobierno mexicano
nos advirtió que no los va a dejar pasar (y repitió) que no los va a dejar
pasar. Y que va a utilizar todo lo que esté en sus manos para impedir que
pasen. Por lo tanto, nosotros le haremos una advertencia a esos de la caravana:
que van a poder llegar muy probablemente a la frontera con México, pero que de
ahí en adelante se van a topar con un muro que no lo van a poder penetrar”.
Y en efecto, en nuestra frontera sur hay un muro de 25
mil soldados de la Guardia Nacional y agentes de migración que se encargarán de
que no pisen suelo mexicano.
Andrés Manuel le ordenó a su secretaria de Gobernación
Olga Sánchez Cordero, declarar que México no dará salvoconductos a los
migrantes y la funcionaria fue más lejos al advertir que habrá “operativos
especiales”. Es decir; no pasarán.
Qué, ¿acaso México no tiene derecho a cuidar sus
fronteras? Por supuesto que sí y eso debería hacer; poner garitas como las que
hay en la frontera norte donde toda persona pasa por filtros de seguridad sería
una buena medida.
Lo que no está bien es que les nieguen salvoconductos
humanitarios a estos dos mil hondureños con lo que les impedirán el tránsito a
los Estados Unidos. Y lo que será intolerable es que los repriman mediante el
uso de la fuerza.
Es que Estados Unidos no los dejará pasar de su frontera
con México. Sí, es verdad, pero eso será bronca de los mismos migrantes que aun
sabiendo que se quedarán varados insistan en su aventura. Lo pésimo y
deleznable es que el gobierno mexicano les cierre su frontera sur porque así le
ordenó Trump a Andrés Manuel y éste obedezca sumiso.
Viéndolo bien y despacio el muro que prometió Trump al
sur de su país ya se construyó, está en el Suchiate, lo conforman 25 mil
elementos de la Guardia Nacional y lo estamos pagando los mexicanos.
Con todo esto quien ha quedado ante el mundo como pelele
de Trump, es un envalentonado candidato que como presidente ha resultado muy
parecido a esos sujetos habladores y echadores que a la hora de la verdad se
arrugan, se achican y terminan siendo el hazmerreír y la botana de sus
seguidores, que al menos con eso se desquitan.
Ha trascendido que…
…Como parte del
proceso de renovación de la dirigencia del tricolor en Puebla, el encargado de
la Presidencia del CDE del PRI en ese estado lo será el ex alcalde de Xalapa, Américo
Zúñiga Martínez, quien actualmente es Delegado del partido en aquella entidad.
El trascendido es tan fuerte que, nos dicen, ya hay hasta fecha para que el
político veracruzano tome posesión de su nuevo encargo.