SACANDO AL HUMANO DEL CARRIL
-CON AYUDA DE LOS MUERTOS DEL ANDÉN
LIVIA DÍAZ
XALAPA.- Pasando por el panteón civil en esta ciudad, ahora
verde por la lluvia, después del puesto de lavaderos y antes del de las
gorditas había dos cosas por ver, un rosal tupido y una parvada de aves
comiendo de un platón colgado en los alambres de la reja, ora de concreto y
otra de tela de gallinero que lo rodea. En ese tramo también un árbol de
pirul que cobija a una bruja haciendo cochinadas.
Qué se hace cuando se ve a una mujer quemando fotos al
tiempo que fuma puro y les echa humo, casi en cuchillas al otro lado de la
“Tierra Santa” en donde están los “Fieles Difuntos” descansando. Por
obligación, sea de la religión que sean, todos han sido enterrados allí. Niños,
niñas, jóvenes, adultos y hasta mascotas, reposan sus restos mortales,
ignorantes de que hay, quien o quienes, son aliados del más allá para
deshacerse de los del más acá.
La señora que esto hace, es ignorante de que alguien la
mira o le importa un cuerno. Continúa atareada a las cuatro de la tarde un
miércoles. Sin reparar en las creencias locales, que dictan que “los mejores
días son los martes y los viernes”; que “hay que quemar ajos”; “que hay que
hacerlo a media noche”. Ella no. Se pone a hacer sus cosas sin que nadie la
interrumpa, sin cesar. Es un rincón de la banqueta, mitad de cemento y mitad de
tierra, con algo de pastos y yerbas, en donde linda la barda pintada de blanco.
@editorahuasteca