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miércoles, 8 de octubre de 2008

Se hizo el Son y surgió la magia del Fandango




Veracruz, Ver.- El Fandando es “la magia de hacer música juntos”, dice la investigadora Ana Zarina Palafox, sobre la fiesta Jarocha por excelencia, misma que cada segundo sábado del mes, el Instituto Veracruzano de la Cultura realiza en su espacio sede, en pleno centro histórico de la Ciudad, rememorando así los Fandangos extramuros que se hacían en el siglo XVIII en este primer puerto del Golfo de México y los cuales nos hermanan con toda la América.


Durante el mes de octubre, el Fandango Tradicional que el IVEC organiza en sus instalaciones, se efectuara este sábado 11 de octubre, a las 20:00 horas, en el jardín, con las agrupaciones La Cirila, Son de Barro y el decimista Jorge Gabriel “Caribe”, quienes al repiquetear de las jaranas y las tarimas, llevan a cabo una cita con el ritual sonoro de la décima y el Son.


De origen español, el Fandango es un baile cantado, ritmo originario de Andalucía y difundido por toda Latinoamérica y cuyas características españolas de la seguidilla se fusionaron con la percusión africana, dando El Fandango, que en México se reprodujo como fandango guerrerense, mixteco, potosino y por supuesto veracruzano, por citar algunos de sus manifestaciones en nuestro país, y que compartimos con otras naciones como el fandanguillo criollo de Colombia o el fandango chileno, declarado danza nacional, en todos ellos la acepción es sinónimo de algarabía, de tumulto y de maestría a la hora de ejecutar la versada y la instrumentación, como ocurre en el Son Jarocho.


La Cirila es una agrupación joven integrada por cinco músicos originarios del Puerto de Veracruz, quienes compartirán el escenario con el también grupo veracruzano, Son de Barro, mientras tanto, para dar la vena literaria de esta manifestación popular veracruzana, tocara el turno al démista Jorge Gabriel López García “Caribe”, todos ellos claros ejemplos de la vitalidad del Son Jarocho en nuestro país, donde a fines de los 70´s se reunieran sus principales exponentes del renacimiento de este ritmo tradicional, propio de muchas regiones rurales veracruzanas, pero con un enorme repunte y auge en las zonas urbanas y el sur de la Unión Americana.