Las noticias de Veracruz en Internet

lunes, 6 de octubre de 2008

Regresará a Córdoba la máquina del Huatusquito, símbolo de una época de desarrollo

Córdoba, Veracruz.- Para la gente que vivió de cerca la presencia de El Huatusquito, que se haya conseguido la donación de la máquina para que sea ubicada en un lugar representativo de la ciudad, es un gran logro, actualmente hay grandes anécdotas, historias y leyendas que versan sobre este legendario trenecito que unía a Coscomatepec con Córdoba y Orizaba, además de otros poblados de la región desde 1902 cuando empezó a operar.

Personajes ilustres como el cronista de la ciudad de Huatusco, Marcelino López Páez, recuerdan que El Huatusquito sirvió para impulsar tanto la economía como a la sociedad, ya que tenía que ver con todos los sectores: Educación, teatro, bailes, prensa, teléfono, energía eléctrica, infraestructura de calles, drenajes, agua, y todas las repercusiones que estos avances tuvieron, aunque este transporte dejó de funcionar en el año de 1952.

Asimismo, recuerdan que una persona muy querida por los que viajaban diariamente en este tren, era el maquinista "don Panchito" Carballido, padre del dramaturgo Emilio Carballido.

Cabe mencionar que Tomatlán fue parte del "Huatusquito", lo fueron también además de Córdoba, La Capilla, el Kilómetro 14, Monte Blanco, Chocamán, Tomatlán y Coscomatepec.

La historia el "Huatusquito" es sin duda un capítulo importante en la historia de Córdoba y la región hacia Coscomatepec en donde con nostalgia sigue en la memoria de quienes vivieron en aquella época.

EL RECUERDO

A sus 92 años de edad, doña Manuela Fitta, oriunda del municipio de Tomatlán, recuerda que el Huatusquito comunicaba el municipio con Ixhuatlán del Café y recorría de Córdoba a Coscomatepec, "porque en realidad nunca llegó a Huatusco y en Coscomatepec sólo tenía su estación en la última manzana, hacia dos servicios, de mañana y de tarde".

No quiere gráficas, se tapa la cara y prosigue con la conversación, "su maquina era de vapor, por eso cargaba su propia leña y un gran tanque de agua, En su recorrido dejaba el agua en un gran tanque que existía aquí en Tomatlán y de bajada se surtía otra vez".

Su vía era angosta y sus vagones pequeños: Sólo tenían cabida para veinte adultos y la "Primera" sólo llevaba diez asientos; dos kilómetros antes de llegar a la estación pasaba un puente de hierro muy alto, que según decían, había sido construido en Alemania y desde ahí, poco antes de llegar a Tomatlán, pitaba alegremente y además repiqueteaba su campana. Cercaba tres cuartas partes del pueblo y caminaba tan despacio que los chiquillos del lugar lo abordaba al paso y algunos no se bajaban hasta llegar a la última calle en su viaje por el contorno.

La llegada del trenecito era motivo para reunirse, entre ellas algunas parejas que de ahí conversaban; además, iban al Express por sus encargos: La fruta de temporada, un motor para el molino de nixtamal, el paquete de casimires para los chicos adinerados o el correo para todo el pueblo.

En tiempos de cosecha de café, (cuando valía), hacía varios viajes para llevar a Córdoba el grano a los grandes beneficios o compras. Esta circunstancia era aprovechada por los comerciantes para llenar sus bodegas de los artículos necesarios al diario vivir: Petróleo, harina, cerillos, costales para el maíz, sombreros, telas, mangas de hule, lámparas, herramientas para el campo, reatas y surtir su despensa para toda la semana.

Subiendo en el pueblo a las ocho de la mañana, se llegaba a Córdoba a las 10:00 horas. Había tiempo para regresar a las 7 de la tarde. Se iba de compras, a ver al médico, aparadores, comprar comida, ir a la plaza, comer un helado, entre muchas otras cosas, rememora doña Manuela.

Puntualiza que durante la peste (viruela negra) que azotó a la región por los años cuarenta, fue declarada "cuarentena" en el lugar, así que el tren sólo descargaba los alimentos y medicinas, vendas y ropas, que llegaron a escasear; "este servicio fue absolutamente gratuito y toda la tripulación cooperó, pues con su ayuda se salvaron muchas vidas, sobre todo los niños".

En esos funestos días, sólo se acercaban a la estación los diez federales y el sargento, además de la maestra que distribuía los encargos y recibía las vacunas que ella aplicaba a la población. La maestra fue inmune a la peste.

Con la llegada de la carretera Fortín-Huatusco-Conejos, el tren vino a menos, llegaron camiones y autos al pueblo y el "Huatusquito" fue declarado innecesario y así desapareció.

Su vía fue quitada y hoy se rumora que el material del puente se encuentra cerca del ingenio que se localiza en Atoyac, entre Córdoba y Veracruz y nunca lo pusieron en servicio nuevamente. Su tripulación mayor fue jubilada y los jóvenes fueron delegados hacia otros lugares.

AQUILEO ROSAS JUÁREZ Y SU LEGADO

Uno de los principales interesados en rescatar la historia del "Huatusquito" fue el historiador de la ciudad, Aquileo Rosas Juárez (qepd), quien durante muchos años se interesó en la recopilación de fotografías y datos sobre el "Huatusquito" y algunos otros detalles.

Cabe mencionar que desde el 2007, el entonces alcalde Francisco Portilla, prometió la máquina "La Luisa" del "Huatusquito", la cual sería traída en calidad de monumento histórico, actualmente, por gestiones del Ayuntamiento encabezado por Juan Antonio Lavín, en días pasados se autorizó la donación de la máquina de ferrocarril, para que sea ubicada en un lugar representativo de la ciudad, lo que no sólo dará mayor realce a la imagen de Córdoba, sino que también será un atractivo turístico que podrá ser visitado cualquier día y a cualquier hora.

Familiares del hoy extinto comentaron que el último proyecto que tenía Aquileo en puerta, era una recopilación de fotografías del Huatusquito, lamentablemente la enfermedad que padecía no le permitió continuar, pues las últimas semanas las pasó bajo tratamiento con toda la intención de vencerla por lo que ya no pudo continuar con el cometido.

*Con información del cronista de la ciudad de Huatusco Marcelino López Páez y del historiador Aquileo Juárez Rosas (qepd).