· El próximo 22 de febrero es un aniversario más del fallecimiento
· A
la espalda con su mecapal lo mismo cargaba un piano, un ropero o hasta una caja
fuerte
· No
faltaba a ningún concierto de la Orquesta Sinfónica de Xalapa
Por Miguel Ángel Cristiani G.
El próximo 22 de febrero es un aniversario más del fallecimiento del
popular personaje xalapeño conocido como Juanote, quien por sus características
personales físicas y culturales, ha logrado trascender en la memoria popular de
varias generaciones.
Como es bien sabido Xalapa, la capital del estado de Veracruz, es
conocida por su rica historia, su vibrante cultura y, sobre todo, por sus
personajes únicos. Uno de ellos es sin lugar a dudas el célebre Juanote, un
símbolo de la vida cotidiana en esta ciudad. Su historia nos habla no solo de
la tradición, sino también de la lucha y la perseverancia cultural de los
xalapeños.
Se le recuerda principalmente como el cargador de la ciudad, alguien
que transportaba pesada carga en su espalda, un trabajo duro y muchas veces
olvidado.
Lo mismo cargaba un piano, un ropero o hasta una caja fuerte, que no
podían mover ni siquiera entre varios hombres. Este personaje, con su
vestimenta característica y su inconfundible sombrero, su número 13 en
metálico, simboliza la dignidad del trabajo manual.
Pero otro rasgo característico es su afición a la música clásica, por
ello se le veía todos los viernes en el Teatro del Estado, para asistir y
disfrutar de los conciertos de la Orquesta Sinfónica de Xalapa.
Se dice que en su domicilio en la calle de Moctezuma, tenía una
colección de discos clásicos que escuchaba todos los días.
Su dominio de los autores y compositores de música clásica, lo llevaron
a participar en varias ocasiones en el programa de televisión de Don Pedro
Ferriz de los 64 mil pesos, hasta que finalmente en una ocasión ganó el premio.
El nombre "Juanote" no es casual. En la cultura popular,
"Juanote" es un apodo que evoca cercanía, una especie de amigo del
pueblo. Juanote no solo cargaba objetos; lleva consigo las historias y las
vivencias de quienes habitan esta capital. Cada carga, cada paso que daba, es
un relato en movimiento, que ahora ha quedado inmortalizado en las benditas
redes sociales.
Juanote es parte del tejido social de la ciudad. Es recordado y conocido
no solo por su trabajo, sino también por su amabilidad y su capacidad para
conectar con la gente. En cada rincón de Xalapa, en las calles y barrios del
centro -en donde hay un busto en su memoria en la calle principal de Enríquez
donde acostumbraba esperar a sus clientes- es probable que encuentres a alguien
que tenga una anécdota sobre el Cargador Juanote. Este personaje es un puente
entre generaciones, una figura que une el pasado con el presente.
El Cargador Juanote también ha encontrado su lugar en el ámbito
cultural. Ha sido representado en obras de teatro, pinturas murales -como la
que se acaba de pintar en los bajos del puente de Plaza Crystal- y en muchos relatos
en las redes. Los artistas xalapeños han tomado inspiración de su figura,
creando un legado que enriquece la identidad local. Este personaje se ha
convertido en un símbolo de resistencia y tenacidad, y su imagen se asocia a la
fortaleza de un pueblo que nunca se rinde.
La cultura popular también ha adoptado al Cargador Juanote. En
festivales y celebraciones, su figura es homenajeada, recordando a todos la
importancia de los trabajos que sostienen la vida cotidiana. La música, las
danzas y las representaciones teatrales que giran en torno a su figura
mantienen viva la tradición.
El Cargador Juanote es más que un simple personaje de Xalapa. Es un
símbolo de lucha, resistencia y tradición. Su historia refleja la esencia de un
pueblo que ha sabido mantener su identidad a pesar de los cambios.
En un mundo que a menudo se olvida de las raíces, Juanote nos recuerda
el valor del trabajo duro y la importancia de las tradiciones. Al honrar a este
personaje, también honramos a todos aquellos que, como él, han contribuido al
tejido social de nuestra comunidad.
Xalapa necesita a un nuevo Cargador Juanote. No solo por lo que
representa, sino por lo que puede enseñarnos. En su andar, encontramos
lecciones de vida, historias de perseverancia y un recordatorio constante de
que, a pesar de los desafíos, la dignidad del trabajo siempre prevalecerá.
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