Dice el escritor veracruzano Roberto Peredo que "lo inteligente no quita lo pendejo", y en verdad que no le falta razón.
A lo que va nuestro autor es que la capacidad intelectual no nos evita la posibilidad de equivocarnos. Errare humanum est, afirma la frase que se atribuye a Séneca el Joven (que era mejor y más profundo que Séneca el Viejo, su padre). Pero la cosa no queda ahí, porque la cita se completa con: 'sed perseverare diabolicum", "pero perseverar (en el error) es diabólico".
La diferencia que hacen los inteligentes, es que aprenden de sus equivocaciones.
Los tontos solamente se ríen o se justifican... y siguen siendo unos pelmazos.
Entro al tema y no sé por qué me acuerdo de las últimas semanas de infierno que ha pasado el pobre gobernador Cuitláhuac García Jiménez, que fue acumulando yerro tras yerro al grado que se llegó a decir que era inminente su remoción del cargo.
Pero no, no se preocupen sus beneficiados porque tendremos Cuitla para rato, mientras siga devolviendo subejercicios y ganando elecciones, "haiga sido como haiga sido", que es lo que lo mantiene en la simpatía presidencial... y en el poder.
Dios aprieta pero no ahoga, y así nuestro protagonista de hoy tuvo apenas esta semana, por fin, una noticia alentadora: Andrés Manuel criticó una conducta del diputado Sergio Gutiérrez Luna, el poderoso presidente de la Comisión Permanente del Congreso de la Unión, y esa desaprobación le sonó como musica celestial en sus oídos al mandatario local, quien ha tomado al tocayo como su enemigo personal número uno.
Ese señalamiento de López Obrador, que el grupo cuitlahuista considera como una victoria, lo han tomado como un remedio infalible en contra de la pasmosa campaña de penetración que ha desarrollado en los dos últimos meses el diputado nacido en Minatitlán.
Quieren los amigotes y asesores oficiosos del Gobernador convencerlo de que ha ganado la guerra, pero lo cierto es que Gutiérrez Luna ha enseñado mucho oficio político y se va a reponer de ésta, porque ha demostrado que sabe aprender de sus errores.
Y por cierto, Séneca, que era de origen español, fue el tutor del emperador Nerón, quien siguiendo una bonita costumbre suya, lo condenó a muerte.
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