Desde el Café
Bernardo Gutiérrez Parra
El 16 de julio de este año llegó a México extraditado
de España el ex director de Pemex Emilio Lozoya, para alegría del presidente López
Obrador que al día siguiente declaró: “Acerca de esta extradición es algo muy
importante porque ayudará a que se estigmatice a los corruptos, para que haya
vergüenza y nunca más se vuelvan a cometer saqueos y esto impulse el fin de la
corrupción”.
Andrés Manuel pensaba que Lozoya traería kilos y kilos
de acusaciones debidamente sustentadas que llevarían a la cárcel a decenas de
ex funcionarios corruptos. Y que esas acusaciones servirían como caja de
resonancia contra el Covid, su pésima política económica y el desempleo. Pero…
En agosto, Lozoya declaró ante un juez y embarró a 17
ex funcionarios, entre ellos al expresidente Enrique Peña Nieto y al ex
secretario de Relaciones Exteriores Luis Videgaray. Dijo que recibió más de 10
millones de dólares de la empresa Odebrecht para financiar la campaña
presidencial de Peña Nieto y para comprar votos de legisladores a fin de que
aprobaran la Reforma Energética.
El escándalo mediático puso feliz a López Obrador y
todo iba bien hasta que el juez le dijo Lozoya: “Muy bien, ahora presénteme las
pruebas de esas acusaciones”. Y ahí fue donde la puerca torció el rabo porque
es la hora en que no ha presentado ni una hoja de papel que incrimine a los
señalados.
Por su parte, el ex director de Odebrecht en México, Luis de Meneses Weyll, dijo al diario El
Universal que sobornó a Emilio Lozoya con 10 millones 500 mil dólares para que
entregara contratos de Pemex a Odebrecht, y no para financiar ninguna campaña
presidencial o comprar votos de legisladores, como aseguró Lozoya.
Es decir, ese dinero fue
un soborno íntegro para Emilio.
De Meneses indicó que
lo único que entregó Odebrecht para una campaña fueron 500 mil dólares a la
campaña de Javier Duarte en Veracruz y se ofreció a comparecer ante las autoridades
mexicanas para rebatir a Lozoya. Pero el Fiscal Alejandro Gertz Manero extrañamente
no lo ha mandado llamar. (Es importante señalar que cuando Duarte se enteró del
señalamiento lo negó. Otra respuesta hubiera sorprendido).
A raíz de una presunta
orden de aprehensión contra Luis Videgaray el asunto se volvió a reavivar. Videgaray
es acusado por la Fiscalía General de la República de traición a la patria
porque según Lozoya, aceptó corromperse con dinero sucio, dinero que se
repartió entre legisladores para que votaran por la reforma energética. Además
de financiar campañas del PRI.
Pero el juez desechó la
acusación porque lo que dijo Lozoya, en caso de ser cierto, sería colusión,
soborno, cohecho o corrupción. Nunca traición a la patria como lo debe saber el
Fiscal Alejandro Gertz Manero que es doctor en derecho.
Y en esas estábamos
cuando del Reclusorio Norte salió un tuit del ex gobernador veracruzano Javier
Duarte que dice textual:
“Desconozco las razones por las cuales Luis Meneses
Weyll, exdirector de Odebrecht México, está declarando falsedades en relación a
los apoyos económicos que hicieron en favor de la campaña presidencial de EPN
en el 2012”. Y es que según Duarte, al
menos EPN sí recibió dinero de Odebrecht.
“Para prueba un botón: En 2012 siendo ya @EPN
Presidente electo de México realizó una gira por Sudamérica y uno de los puntos
que visitó fue Sao Paulo en Brasil. Estando en esa ciudad estuvo en casa de
Marcelo Odebrecht. Ahí me llamó vía telefónica para solicitarme (instruirme)
que acelerara todos los trámites y obras que el gobierno del estado de Veracruz
tuviera pendiente para que Etileno XXI pudiera arrancar lo antes posible ya que
él tenía un compromiso muy grande con estas personas por el apoyo que había
recibido para su campaña presidencial.
“Tengo la disposición de declarar todo lo que me
consta en este caso ante la autoridad correspondiente SIN la necesidad de
solicitar ningún criterio de oportunidad o beneficio alguno, lo hago
simplemente con la intención de aclarar y apoyar en la investigación de este
caso y sobretodo que se sepa la verdad”.
Es evidente que alguien de allá arriba le ordenó que alborotara
un poco el hormiguero porque como acusador, Lozoya está resultando un fiasco. Aunque
sería bueno que lo pongan frente a De Meneses a ver si sigue sosteniendo que no
recibió de Odebrecht 500 mil dólares para su campaña política.
Pero ya que anda tan cooperador por qué no “apoya en
la investigación para que se sepa la verdad” sobre el destino de 33 mil
millones de pesos del erario veracruzano, sobre las empresas fantasma que
brotaron como hongos en su administración y da a conocer los nombres de los
sujetos y sujetas que le ayudaron en el desfalco y que hoy gozan de libertad.
Y abusando de su sentido de cooperación, bueno sería
que diga lo que sepa sobre los desaparecidos y los periodistas asesinados en su
sexenio, además de los desfalcos al DIF estatal.
Y para que la cosa sea pareja, aquí también sería sin necesidad
de que solicite criterio de oportunidad ni beneficio alguno.