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lunes, 7 de mayo de 2012

Ruta arqueológica del norte del estado de Veracruz

 

La recomendación es llegar a Poza Rica y ahí pernoctar, hay una amplia oferta hotelera para todos los bolsillos. Al día siguiente podrás desayunar algo muy huasteco como unos bocoles, o algo muy totonaco como unos pulacles; la mezcla de la comida Totonaca y Huasteca es común en este lugar límite de ambas culturas.

Para llegar a Castillo de Teayo debes proseguir por la carretera federal número 130 México-Tuxpan, 37.3 km. pasando por Tihuatlan, donde abundan las fábricas de muebles de diferentes estilos pero mayormente elaborados de cedro; conviene que visites algunas, quizás en algún momento regreses a comprar algo que te gustó seguramente con precios muy cómodos.

Llegando a la población encontrarás en el centro, un edificio de forma piramidal que conserva parte de su estructura completa, de la que destacan la escalinata y la estructura que remata a la construcción, dedicada probablemente a un templo, y que es de las pocas obras de este tipo que se conservan en el área mesoamericana.

En el pequeño museo de sitio se pueden observar esculturas encontradas en los alrededores, cuyos rasgos estilísticos acusan el culto fálico, tan difundido en algunas regiones culturales, en este lugar se encontraba una de las antiguas ciudades huastecas cuyos periodos de ocupación van de los siglos X al XII y durante el periodo Posclásico Tardío.

Tajín significa Ciudad o Lugar del trueno

Para visitar el Tajín deberás recorrer 23 km a Papantla y de ahí 13 km al sitio arqueológico, éste lugar fue la capital del estado Totonaca. Ciudadela prehispánica designada así por la UNESCO en su declaratoria de Patrimonio Mundial, es un espacio humano, matizado por, al carácter de la gente que lo habita y a él llega.

El Tajín se convirtió en el más importante centro en el noreste de Mesoamérica tras la caída del Imperio de Teotihuacán; su arquitectura, única en Mesoamérica, se caracteriza por la elaboración de relieves tallados en columnas y friso, también encontrarás extraordinarias manifestaciones escultóricas que nos relatan antiguas historias de reyes y misteriosos ceremoniales, y así nos damos cuenta de que el juego de pelota al que se asocian los yugos, las palmas y las hachas, tuvo una gran preponderancia en este lugar.

La Pirámide de los Nichos, una obra maestra de la antigua arquitectura de América y de México, revela el significado simbólico y astronómico de los edificios, es el símbolo principal pues alberga 365 nichos de acuerdo al año solar.

El Tajín es también una síntesis armoniosa entre el espacio y la arquitectura, su carácter multifacético tiene una buena expresión en su patrón urbano, conjugando al mismo tiempo diferentes monumentos y manteniendo espacios que reflejan la cosmogonía de los habitantes de esta gran cultura.

Hoy día se sigue realizando la danza del volador para el visitante, en la explanada que se ubica frente al museo, donde obligadamente, iniciarás tu visita.

Y a 22 km de éste lugar encuentras Cuyuxquihui la cuál surgió tras el declive de El Tajín como centro rector de la región del valle de Tecolutla, una montaña que domina el valle surcado por el río Tecolutla y los sembradíos de cítricos y plátanos.
Lo que puede conocerse al visitar Cuyuxquihui son:
· El Edificio 1, donde se han encontrado restos de pintura azul y roja; diversos objetos (un cuchillo, cerámica fina y tabletas con el relieve de Quetzalcóatl) relacionados con los rituales.
· El Edificio Sur, que es el más antiguo del lugar.
· El Edificio III, en cuya cima se localizó un monolito de 2 m de altura; entre otros.
· Los Edificios IV y V, también llamados “dos unidos”; en la parte superior ambos tienen una pequeña plataforma en la que seguramente se desplantaba una construcción ahora desaparecida.
· El juego de pelota, con su cancha en forma de “I” y que mide 72 m. de largo por 4 de ancho, construido sobre un accidente topográfico.
Así en un fín de semana puedes recorrer en la zona norte del estado la grandeza del pasado.