Contrapunto
Víctor Murguía
¿Quién asesora al rector de la Universidad Veracruzana, que no le importa agitar más las aguas tras una dura elección de alcaldes y no le importa arrastrar a Martín Aguilar a caer en la ilegalidad?
Tampoco le importa, con tal de retener la rectoría, dejar en ridículo y en la posibilidad de ser denunciados a los integrantes de la Junta de Gobierno de la UV, que antes fue prestigiosa.
La Junta de Gobierno ya tiene una cuenta pendiente al haber otorgado, fuera de sus facultades, una dispensa.
Sí, fue cuando autorizó que el rector nombrara a Juan Ortiz Escamilla como secretario Académico de la Universidad, a sabiendas de que incumplía con el requisito de la edad, pues al momento del nombramiento sobrepasaba la edad permitida para ocupar ese cargo.
Así las cosas, con ese antecedente, ahora el rector quiere aplicar una interpretación, a la Ley Orgánica de la UV, que puede ser calificada de pueril y que por lo mismo su destino sería el cesto de papeles, pero lastimosamente existe el riesgo de que, por mayoría de votos, se la aprueben para que siga al frente de la UV.
Desde hace varios meses empezó la agitación en la comunidad universitaria al ver señales de que Martín Aguilar pretendía seguir en la rectoría.
Envíó al Congreso local una iniciativa de nueva Ley Orgánica que, como no queriendo, lo favorecía -si la aplicaba a su favor y no hasta el siguiente rector- para continuar en el puesto.
Se la rebotaron en el Congreso y pareció que hasta ahí llegaría la intentona, pero no. A partir de este año volvió a la carga en sus señales de querer permanecer en la rectoría.
Empezó a hacer lo que, desde que tomó posesión y durante tres años no hizo: visitar las zonas universitarias en el estado para promoverse.
Encendió con eso las alarmas y empezaron los comentarios negativos, primero en forma interna y luego extramuros: el rector quiere reelegirse aunque la ley se lo impide.
En fin, los universitarios pensaron que Martín Aguilar apelaría a que son afectados sus derechos humanos al impedírsele continuar en el cargo solo porque sobrepasa los 65 años.
Pero oh sorpresa, argumenta que en la Ley Orgánica se indica la posibilidad de una prórroga (sí claro, si te sometes a la elección de la Junta de Gobierno junto con otros aspirantes y cumples con los requisitos), así que campechanamente pide que le prorroguen el rectorado y espera una respuesta positiva.
¿Está plenamente consciente el rector de lo que está pidiendo? Si la comunidad universitaria se deja y es reelecto por esa vía ilegal ¿quién tendrá la autoridad moral para frenar todas las ilegalidades que a partir de ahí quieran cometer académicos, alumnos y trabajadores de la UV?
En la comunidad universitaria hay sectores que se niegan a creer que, motu propio, el rector se haya lanzado a esta aventura. Creen que alguien lo mal asesora y lo induce a querer incurrir en una trampa burda. Su "pecado" sería dejarse llevar.
Sea como sea, la Universidad Veracruzana lo que necesita es mejorar la formación de sus alumnos, recuperar prestigio, generar más investigaciones con reconocimiento, aprovechar su presupuesto y avivar la participación del alumnado, no agitarse porque su máxima autoridad desea, fuera de lo que establece la ley universitaria, seguir despachando en rectoría.
Aguilar ya cumplió su ciclo. Tuvo el tiempo para desarrollar lo que quería para la Universidad. Seguramente realizó algunas cosas buenas y otras le han de haber salido mal, así que ahora debe cerrar administrativamente y dejar que la Junta de Gobierno haga su trabajo de elección del nuevo rector. La comunidad universitaria se lo agradecerá o de lo contrario lo condenará.
COMIDA EN MAL ESTADO PARA POLICÍAS
Entre policías de la Secretaria de Seguridad Pública (SSP) va y viene el comentario de que uno de los jefes, con mando en el Agrupamiento Carretero de la Policía Estatal, fue destituido por no haber pasado el examen de control y confianza.
La cuestión es que, comentan elementos policiacos, fue designado como nuevo segundo al mando de esa área alguien de apellido Ponce, de quien afirman aún no presenta su examen.
¿Qué pasa con la aplicación de los protocolos de confianza en los jefes?, se pregunta la tropa.
Pero lo que más trae inquietos y enojados a los policías es lo relativo a la comida.
Advierten que primero se las quitaron y ahora les dan alimentos para que se las preparen, pero que esos alimentos están en mal estado.
¿Qué pasa en los altos mandos de la SSP?, ¿por qué maltratan a la tropa y la hacen trabajar mal comida, empujando a los policías a que realicen mal su importante labor y a que se acerquen a malas compañías?