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viernes, 24 de enero de 2025

Al estilo Mathey

           Se acabaron los puestos de periódicos

          El internet da el “requiescat” a impresos

          Se acabó gran fuente de trabajo a voceadores

Gustavo CADENA MATHEY

 

Fue mi padre quien lo trajo, yo tendría cinco años, y él

apenas una rama: Alberto Cortés

 

Buen día, apreciado lector:

 

Qué les cuento; hace mucho que no iba al centro de Xalapa. Veo que pintan el edificio del Palacio de Gobierno, ¿será de guinda o de rosa?, afortunadamente vivo en una apacible y agradable zona con humildes y extraordinarios vecinos, en la Progreso.

 

Fui como en los viejos tiempos, por los periódicos diarios que se editan aquí en “la capirucha”. Para mi sorpresa, en el centro de la ciudad, no lo había advertido, ya casi no hay puestos de periódicos, solo tres y en camino de extinción.

 

La modernidad y la tecnología prácticamente han acabado con los periódicos impresos y por ende los puestos de venta. En consecuencia, se acabaron los voceadores. Solo la Revista Análisis Político, del paisano Melitón Morales Domínguez ha sorteado los huracanes de la política veracruzana, la del internet y se mantiene a flote gracias a su férrea voluntad.

 

Como también se acabó el uso común de las cámaras fotográficas, los teléfonos públicos, tantas cosas con las que crecimos los nacidos en los años cincuenta, de una generación parteaguas.

 

Fue una época en la que a los voceadores nos llamaban “periodistas”, o “periodiqueros”. Orgullosamente mis hermanos Pedro, Juan Francisco y Enrique. Sobre todo Pedro nuestro líder, éramos los primeros en posicionar a los periódicos. Por lo menos en Acayucan mi hermano Pedro, que vendía hasta 500 ejemplares al día, fue el que más promovía al “Mensaje”, del abogado y notario Yayo Gutiérrez, el dueño. Primero lo maquilaban en San Andrés Tuxtla y de madrugada lo recibíamos en el ADO de Acayucan para irlo a vender por las calles del pueblo y ganarnos una lana que nos ayudaba a sobrevivir.

 

Inicialmente como semanal, me tocó en mi casa de Hidalgo once verlo nacer en la imprenta que adquirió mi padrino Yayo; escuchar su maravilloso golpeteo con los “tipos” de plomo, letras del abecedario que antes se hervían y se les daba forma en el patio de mi casa, con su inolvidable olor a tinta que lo producían cada amanecer.

 

Con el tiempo cambió de nombre a Diario del Sur. Eran los años sesenta. Ahí se iniciaron también Arturo Reyes Isidoro y José Valencia Sánchez. Ambos extraordinarios comunicadores reconocidos por todo Veracruz y a nivel nacional. Igualmente ahí colaboraron periodistas que con el tiempo alcanzaron alto nivel, como Víctor Murguía Velasco, Gustavo González Godina y Salvador Muñoz.

 

Da tristeza porque se acabó una fuente de trabajo como acá en Xalapa la tenía entre tantos, “don Juanito”  Ruiz, mi vecino, al que a veces cuando llegaba a casa de parrandear, en las últimas horas de la madrugada, don Juanito ya estaba preparando en la banqueta un buen de ejemplares del Diario de Xalapa para irlo a vocear y vender por toda la Progreso y otras colonias; o de aquella señora a la que se escuchaba por todos los rincones voceando también con tremendo vozarrón:  “¡el diaaaarioooo de xalaaaapaaaa!”. Sí que duele.

 

“¡El tiempo pasaaaa y no te puedo olvidaaaar!

 

Pero a usted que no se le olvide esto otro por favor cuidar el agua y las plantas, ya falta menos para los calorones…

 

Gustavo Cadena Mathey, Premio Nacional de Periodismo.