Con la inevitable implosión del submarino Titán me fue obvio escribir sobre un tema que me viene haciendo ruido desde que soy pequeña, el hundimiento del Titanic y las mil historias alrededor de esta tragedia.
Como está de moda el empoderamiento de la mujer, relataré una de esas historias que me encontraron como el iceberg encontró al Titanic.
Violet Jessop nació el 2 de octubre de 1887 en Argentina y tuvo una vida que parecía un viaje interminable a través de calamidades en el mar porque su profesión siempre fue de enfermera naval.
El primer encuentro de Jessop con el hundimiento ocurrió cuando el Olympic (embarcación gemela del Titanic) chocó contra un barco de guerra británico, el HMS Hawke.
El 15 de abril de 1912, cuando el RMS Titanic, el supuesto barco insumergible, chocó con un iceberg y se hundió en las gélidas profundidades del Atlántico Norte, como camarera de la embarcación, Jessop abordó el Titanic y se encontró en medio del caos y la desesperación, mientras los pasajeros del barco luchaban por sobrevivir.
A pesar de las abrumadoras probabilidades, logró asegurarse un lugar en un bote salvavidas y milagrosamente sobrevivió -con un bebé en brazos que un almirante le encargó en medio del caos- a diferencia de la más de 1,500 personas que no pudieron salvarse. La calma y el pensamiento rápido de Jessop durante esta catástrofe se convertirían en características definitorias de su historia extraordinaria.
Justo cuando parecía que Jessop había enfrentado su cuota de desastres marítimos, el destino intervino una vez más. En 1916, durante la Primera Guerra Mundial, Jessop sirvió como enfermera a bordo del HMHS Britannic -otro gemelo del Titanic-, un buque hospital. La embarcación fue alcanzada por una mina alemana en el Mar Egeo, lo que provocó que se hundiera rápidamente. Una vez más, la astucia y la resistencia de Jessop salieron a relucir mientras se aferraba a un bote salvavidas flotante hasta que llegó el rescate. Su supervivencia al hundimiento del Britannic afianzó su reputación como una extraordinaria sobreviviente de catástrofes marítimas y así concluyó su presencia en éstas.
La increíble capacidad de Jessop para salir ilesa de tres de los desastres marítimos más infames de la historia ha cautivado al mundo durante generaciones. Su historia sirve como testimonio de la fuerza del espíritu humano y la voluntad de sobrevivir contra todo pronóstico. El coraje inquebrantable de Jessop, su tranquilidad bajo presión y su habilidad para adaptarse frente a circunstancias inimaginables le han valido un lugar en la historia marítima. Su vida extraordinaria es una fuente de inspiración para todos, recordándonos el espíritu humano indomable y el poder de la resiliencia ante la adversidad.
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