No hay que darle más vueltas. Tan innegable como inocultable. Crecen las crisis económicas y de las finanzas públicas. Y, también, aumentas los millones y millones de menesterosos, hambrientos y marginados. Negar la realidad es otra desgracia, ocasionada por ignorancia, incapacidad o perversidad.
Como
siempre sobresalen políticas y acciones, así como formas, contenidos y orientaciones
gubernamentales, caracterizados por su ineficiente y costosa comunicación
oficial; y por la simulación y retorcida manipulación, de ineptos y corruptos
en el poder público.
Según
CEPAL y otras fuentes: “… el porcentaje de mexicanos en situación de pobreza y pobreza
extrema pasará de 53% a 66.9%, del total de la población en 2020.”
(EXPANSION.150720)
Simple y claro: pobres
casi 7 de cada 10 mexicanos.
A
las insuficiencias, e incapacidades
gubernamentales, conocidas y padecidas, hay que agregar: tanto las costosas consecuencias
de las crisis, por costumbre mal y peor atendidas por ineficientes y limitados
gobiernos; como los intensos y extensos,
efectos pandémicos y de debilitado sector salud.
A
las debilidades y daños de la inseguridad pública, se suman otras deficiencias
y corrupción del sector público, en todos sus ámbitos.
Se
sabe que así, desde siempre, no hay presupuesto que alcance.
Otras mediciones, como el Informe de
Evaluación de la Política de Desarrollo Social (IEPDS) 2020, del
CONEVAL, organismo oficial que
mide la pobreza en el país, “calcula 70.9 millones de pobres por ingreso, el
56.7% de la población. .. Estos datos
contrastan con el
escenario de 2018, en el que 61.1 millones de mexicanos
ganaban por debajo de la línea de pobreza,
representando en ese entonces, 48.8% del total de habitantes. (FORBES.090221)
En
resumen, primero más y más pobres.
Se
estima un aumento, entre 6.1 y 10.7 millones,
las personas con ingreso inferior a la línea de pobreza extrema por ingresos.
Esto
es, según el mismo CONEVAL, uno de cada
cuatro mexicanos es pobre extremo. Al
llegarse a un total de 31.7 millones, un 25.3% de la población.
URGEN
VERDADEROS RESULTADOS POSITIVOS.
Todo
cambia y se transforma. Inocultables, conocidos y padecidos, se hacen
presentes efectos y cambios,
condiciones y consecuencias de las crisis de la economía y de las
finanzas públicas; sobretodo, por su intensidad y extensión por efectos de la
pandemia.
Todo
un reto cambiar lo que se deba cambiar.
Importantes
aspectos que entender y atender. Como el cambio de la forma de la globalización, que en muchos países, se
caracterizó por la apertura e
interacción crecientes, y que en la actualidad llega al final de una etapa, caracterizada por menospreciar y desatender la
indomable pandemia del coronavirus19, padecida y persistente; la injusta
desigualdad, la imparable inseguridad y más.
El
caso es que crece la animadversión ciudadana y social; y, cada vez, se cuestiona más la repetida e infundada versión oficial placeba, de “no pasa nada y
todo va bien”.
El
clamor reclama y señala, que urge rediseñar la estrategia gubernamental, en
todos sus ámbitos y niveles.
Ante
la nueva realidad, en múltiples formas y
en muchos frentes, crece la presión y la exigencia de buenos gobiernos, con
verdaderos y comprobables buenos resultados; con atención efectiva y puntual de las necesidades sociales
básicas; y con la capacidad renovada, de solución de viejos y nuevos,
conflictos y problemas.
Absurdo
e irresponsable ignorar o menospreciar
la nueva realidad. Aunque hay quienes gustan en seguir con más de lo mismo,
simular y hacer como que se entienden y atienden las nuevas condiciones, con
tal de seguir obteniendo beneficios y ventajas de los recursos públicos y
atribuciones institucionales. Viejos y nuevos parásitos y depredadores del
presupuesto, nomina, beca o subsidio.
Unos
y otros persisten y subsisten. Ahí están: ineptos y corruptos, ignorantes y
ocurrentes, improvisados e incapacitados,
procedentes de todo partido, ideología y color.
Es
indiscutible, respaldar la justa y oportuna atención de las mayorías
empobrecidas y desatendidas; pero hay que hacerlo con políticas, programas y
acciones de gobierno, consistentes y congruentes. No se puede repartir lo que
no se tiene. Indiscutible también, la atención prioritaria de la Economía y las
finanzas públicas.
El
maremágnum de las elecciones complica aún más las condiciones y las
disposiciones.
En
México, este 6 de julio, se elegirán 500
cargos federales y 21,383 estatales y municipales, se incluyen 15 gubernaturas..
En
Veracruz, el menú contiene 1,127 cargos: 20 diputaciones federales, 50
diputaciones locales, 212 Presidencias Municipales, 212 sindicaturas y 633 regidurías.
Elecciones
que pueden mejorar, o simplemente ser a la mexicana y a la veracruzana.
¿A
qué se ocuparan gobernantes y servidores públicos?
Hagan
lo que hagan hay que evaluarlos.
Exigirles
a todos sin excepción, sin excusa ni pretexto. Información y rendición de
cuentas.
De
ahí que, antes que todo, es preciso informarse, participar y evaluar, para
identificar y señalar, defender y
ampliar, los pocos o muchos logros y
avances alcanzados, casi siempre a través de enormes sacrificios, cuantiosos
recursos y valiosos esfuerzos.
Insistir
en ampliar y mejorar capacidad de respuesta, ante desafíos y
retos presentes y futuros; ante problemas
y conflictos, cotidianos y especiales;
y, desde luego, para superar
limitaciones, así como aprovechar ventajas
y oportunidades.
Sobre
todo, ante elecciones. Antes de votar hay que identificar y diferenciar buenos
de malos gobiernos; buenos de malos
candidatos; sobre todo, si se quiere
hacer lo correcto.
Esto
es, tanto continuar lo hecho y hacer lo pendiente; como, consolidar acierto y corregir error.
Consecuentemente, vital evaluar para distinguir malos de peores. Si bien unos y otros
ocasionan daños y pérdidas, fracasos y atrasos, es natural que los peores
sobrepasen en cantidad y trascendencia los daños.
En
un país repleto de pobres. Preguntar y preguntarnos:
¿Por
qué no
corregir rápidamente, males y
deficiencias gubernamentales?
¿Por qué permitir, tolerar y estimular
irresponsabilidad, ineficiencia, y hasta corrupción e impunidad? ¿Para qué la
costosa fiscalización y los inútiles procesos de supervisión y control, si al
final no hay responsables ni culpables, frente a notorios daños, pérdidas y
delitos?
El
colmo es elegirlos; y lo peor, dejar que
ineptos y corruptos, ineficientes y delincuentes sigan en los gobiernos.
-Academico.IIESESUV
@RafaelAriasH,Facebook:VeracruzHoydeRafaelAriasH