Desde el Café
Bernardo Gutiérrez Parra
El periodista David Páramo dio en el clavo al
manifestar que a Elba Esther Gordillo la liberaron porque la acusaron de
pasarse un alto, cuando debieron acusarla de violar a un niño. Es decir, la
inculparon muy a la ligera cuando las acusaciones debieron ser más sólidas. Eso
sin contar con que la PGR hizo las carpetas de investigación con las cuatro
patas izquierdas. Y por eso fue puesta en libertad.
Lo anterior es una mala señal para los veracruzanos
que temen que Javier Duarte salga de la cárcel en un futuro no lejano, no
porque sea inocente de los cargos que le imputan (es un raterazo consumado y él
lo sabe), sino porque el proceso que se le sigue adolece de fallas y tiene
muchas rendijas.
El empresario Jesús Muñoz de Cote Sampieri, dijo que no
hay duda del daño económico y social que Javier hizo a Veracruz, por lo que
sería lamentable que obtuviera su libertad debido a la mala integración de los
expedientes.
“Es importante que los expedientes sean sólidos y los
jueces o las instancias correspondientes hagan su trabajo para que esta persona
con claros señalamientos, pague por todo el daño que ha hecho”, comentó.
El problema es que en el contexto actual se ve muy
difícil que Duarte dure en prisión mucho tiempo. Y es que en sus ganas por zamparlo
en el bote, la PGR elaboró las acusaciones sobre las rodillas.
Desde el proceso de extradición con Guatemala, ya
desde ahí hubo fallas. Por ejemplo, no se incluyó en las carpetas el delito de
desaparición forzada. Y Duarte tiene que saber, ahora sí que forzosamente,
sobre algunas de las desapariciones que ocurrieron en su administración. Sin
embargo, no está siendo procesado por este delito que es de lesa humanidad.
Para colmo, los fiscales están batallando para
comprobarle los cargos que le imputan.
Javier robó a manos llenas y todo el mundo lo sabe,
pero astuto como es, preparó bien su fuga y cuando lo detuvieron, preparó su
estancia en la cárcel y sobre todo su defensa.
Sabe que las acusaciones que pesan sobre él son
endebles por lo que podría salir bajo fianza y defenderse desde su casa. Pero
sabe además que tiene que cumplir con su cuota en prisión para atemperar la ira
de los jarochos que aún desean colgarlo del palo más alto.
Sólo que con la puesta en libertad de la Gordillo, su
tiempo en la cárcel podría acortarse. ¿Por razones políticas? No
necesariamente, aunque pudiera ser. Pero sí puede salir por yerros judiciales.
Quienes también podrían salir en breve por las pifias
de la Fiscalía General del Estado, son sus ex colaboradores encerrados en Pacho
Viejo.
Tómalo como un rumor, lector, pero se cuenta que la
noche del 1 de julio y mientras el gobernador Miguel Ángel Yunes rumiaba su desgracia
electoral, en Pacho Viejo se destaparon varias botellas para brindar por el
triunfo de Morena y la inminente puesta en libertad de los presuntos cómplices
del duartismo.
¿Está preparando sus maletas Javier para salir del
Reclusorio Norte?
La verdad quién sabe, aunque no sería nada raro. Lo
raro será que el juez que lleva su causa le eche más de 80 años en prisión.
Pero en caso de que a Duarte no le den la condena que
merece, ocho millones de veracruzanos resultarán más burlados que una novia a
la que dejan plantada en la iglesia.
Y sí, el temor está latente. Al igual que Elba Esther,
Javier Duarte podría recuperar su libertad por la torpeza e incapacidad de las
autoridades judiciales que (parafraseando al periodista de la CDMX), lo están
acusando de robarse unos Frutsis, cuando deberían imputarlo por hacer violadera
de chamacos en un jardín de niños.