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miércoles, 22 de mayo de 2024

Réplicas a los vaivenes

 


Adalberto Tejeda-Martínez

 Recibí en el celular tres réplicas a la nota “Vaivenes de la política ambiental veracruzana”, publicada el lunes 20. La primera dice: “en lo nacional, soy optimista en la parte ambiental... La señora Sheinbaum hace veinte años, siendo Secretaria de Medio Ambiente, impulsó la Estrategia de Acción Climática para la Ciudad de México, que consideró la reducción de la vulnerabilidad y la adaptación de la ciudad al cambio climático”.

    Cierto, pero fue hace veinte años, cuando la doctora todavía tenía el impulso ambiental que adquirió como investigadora en el Instituto de Ingeniería de la UNAM. Hace seis años ese impulso ya se había agotado, como se pudo ver en su desempeño como Jefa de Gobierno, y como me lo dijo una de sus correligionarias.

    El 19 de abril de 2018, la ANUIES, la UV y el INE efectuaron un foro sobre medio ambiente, cambio climático y sustentabilidad en la explanada de la USBI de Boca del Río. Me tocó comentar las plataformas de los partidos que apoyaban a los candidatos a la Presidencia, Anaya, AMLO y Meade, y las presentadas por los independientes Rodríguez (el Bronco) y Zavala. Terminado el foro, alguien me hizo ver que fui rudo particularmente con la plataforma del Partido Encuentro Social –dije que era un galimatías–; de Morena –afirmé que no decía nada relevante y me decepcionaba que la doctora Sheinbaum no hubiera influido para armar una propuesta medianamente razonable–, y que “el Bronco no tiene bronca: ni siquiera se ocupa de estos asuntos”. Consideré de cortesía disculparme con la representante de Morena en la mesa, pero ella no estaba molesta; me dio las gracias por las críticas, pues quizás le ayudaran a convencer a sus dirigentes para mejorar la propuesta. “La doctora Sheinbaum lo podría hacer muy bien”, le dije. “No –me respondió– ella ya no anda en esto”.

    La segunda réplica va más o menos en el mismo sentido: que la doctora Sheinbaum tiene “el Premio Nobel en cambio climático”. La verdad es que esta es una forma bastante exagerada de decir las cosas. En el año 2007 –¡hace diecisiete años!– se otorgó el Premio Nobel de la Paz a Al Gore, exvicepresidente y excandidato presidencial de Estados Unidos, por su activismo para generar conciencia sobre el fenómeno, y también al Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC), un organismo internacional conformado por alrededor de dos mil quinientos científicos, una veintena de México, incluida la doctora Sheinbaum. Pero, desde luego, no se puede comparar con el Nobel de la Paz a García Robles (1982), o el de Literatura a Octavio Paz (1990) o el de Química a Mario Molina (1995). Del Premio Nobel de la Paz 2007 la mitad le correspondió a Al Gore y la otra mitad al IPCC, como ya se dijo. Aplicando aritmética elemental, habría que dividir el medio premio del IPCC entre sus dos mil quinientos integrantes, de modo que cada uno fue reconocido –no con una presea científica, sino política– con una diezmilésima de premio. La doctora, que desde luego conoce la regla de tres, lo entiende pero no corrige a sus panegiristas.

    La tercera, más que réplica es una interpretación con enfoque matemático: “tras ver cincuenta años de la trayectoria oscilante de las políticas ambientales en Veracruz, pienso que Pepe puede marcar un punto de inflexión pero, de plano, en Rocío NO confío”.