Independientemente de los muertos, heridos, amenazados y levantados que harán de estas elecciones las más violentas en la historia del país, siguen prevaleciendo costumbres añosas que nadie ha podido erradicar.
En Huayacocotla, municipio al norte de Veracruz de 21
mil habitantes y con un alto grado de marginación, el alcalde Juan Enrique
Lemus Salazar estaba en un dilema porque no sabía cómo hacer para que su
hermano Manuel, candidato a sucederlo en el cargo por la alianza Veracruz Va,
se agencie más votos y gane este 6 de junio.
Los números no favorecen a Manuel porque la ciudadanía
no lo ve con buenos ojos (es muy transa, dicen), tampoco quieren al alcalde al
que no bajan de ladrón y menos quieren que éste le herede la presidencia
municipal a su consanguíneo.
Para colmo, huestes de Morena recorren las comunidades
ofreciendo entre tres y cinco mil pesos a quien vote por su candidata Aracely
Monroy. Si esto es cierto, por cantidades así se dejaría tentar hasta el diablo
en esa zona tan pobre.
El alcalde cavilaba y cavilaba en la soledad de su
despacho, hasta que le vino una inspiración que evitará el abstencionismo y le redituará
votos a su hermano.
Sin más ordenó que reunieran con presteza a los 150
trabajadores de la comuna y cuando estuvieron todos, los “invitó” a que voten
por Manuel. Pero no sólo eso, pidió que cada uno lleve a las urnas entre seis y
diez votantes.
Quienes lo escucharon se miraron entre enojados y
sorprendidos. Vaya descaro el del alcalde, cómo se le ocurre pedirnos semejante
cosa. Además, qué ganaremos nosotros, debió ser el pensamiento colectivo.
Dejemos que el propio alcalde lo explique, lector:
“Si les gusta la mala vida, váyanse para allá (con la
candidata de Morena). La candidatura de mi hermano no es una herencia como toda
la gente comenta. Pero quiero decirles a ustedes que llevan tres años
trabajando y de aquí han comido. Los que no estén de verdad (con mi hermano)
renuncien y quedamos como amigos. Y los que sabemos que andan titubeando de
aquí para allá, el 7 de junio se van a ir”.
Como sucede en estos casos un audio subido a las redes
alborotó el avispero pero nomás tantito, porque abusos como éste hay mil en
todo el país. Lo que sí es seguro, es que si los trabajadores del Ayuntamiento
votan por Manuel Lemus Salazar y llevan diez votantes a las urnas, le darán el
oxígeno necesario para que Huayacocotla se convierta en una presidencia
municipal hereditaria.
Aunque es bueno apuntar que la comezón por heredar no
la sufre nada más Juan Enrique Lemus. Van unos ejemplos a vuelapluma sólo en
Veracruz.
En ese mismo tenor están en Xico con la madre
queriendo heredarle el poder municipal a su hija; en Veracruz con el alcalde empeñado
en dejarle el puerto a su hermano o a la cuñada; en Ciudad Mendoza con el tío
queriendo heredar el municipio a su sobrina; en Misantla con el suegro
queriendo dejar a su yerno en la comuna y en Vega de Alatorre con el esposo
queriendo que su esposa lo suceda en la alcaldía.
Caray qué bonito. ¡Que se jorobe la democracia y que
viva la familia!