Democracia, no burocracia, ni aristocracia político partidista.
La
democracia es participación y evaluación ciudadana permanente; participar, no de vez en cuando y solo para elegir.
Entender
su importancia, asegurarla y fortalecerla,
exige hablar siempre, de los otros candidatos. y evaluarlos, para reconocer y estimular; y también, para denunciar,
correr y sancionar.
¿Por
qué no se habla de esos otros candidatos? ¿En dónde están?
Cuál
es el destino de los presuntos responsables, o de los prófugos potenciales; y
de los mismos, culpables impunes
Tiempos
de detenerse a pensar y recordar enseñanzas, plenas de conocimientos importantes y
trascendentales.
Elegir
y decidir todo y a todos, pero antes evaluar y valorar.
No
vivir en el error y resignarse a incapacidad, corrupción y perversidad.
Una
y otra vez, se prueba y comprueba que el arte de gobernar, bien y al servicio
de la población, se logra a partir de la obligada e imprescindible demostración
de responsabilidad, honestidad, capacidad y efectividad, de todo servidor
público.
La
cuestión es simple y sencilla. Imprescindible empezar por identificar, entender
y apreciar, que no todos los candidatos
son iguales, sobre todo si se toma en cuenta la relación que hay, entre pretender
ser y para qué.
Esto
es, concebir que, en todo caso, no solo se debe pensar en la persona, sino también, tanto en
el propósito o contexto, como en valorar
hechos y resultados. Esto es, ¿la opción
respondió a lo que se esperaba, y se satisfizo la expectativa?
Así,
concretamente en el servicio público, en todo cargo gubernamental por elección,
designación y contratación se pueden distinguir tres tipos: candidatos a ser;
candidatos a hacer; y candidatos a
entregar, para reconocer o sancionar, porque terminan o concluyen.
Con
frecuencia, ante evidencias y daños causados y recurrentes, se asegura que es
posible sostener, que se puede partir de la presunción de ineficiencia y
delincuencia gubernamental; o de su posible existencia, influencia y operación.
De
ahí que, se deben apreciar las ventajas, de lo que se tiene que saber y de lo que se debe hacer: prever y evitar, para
combatir y erradicar el mal, sus expresiones, influencias y consecuencias.
En
consecuencia, en todo caso es necesario
pasar a la presunción de responsabilidad,
aplicarla y exigirla en toda acción, reacción y previsión en el servicio
público.
Así
que, en muchos casos de gobernantes,
funcionarios y servidores identificados como responsables de daños y
pérdidas, es perjudicial, injusto y absurdo, partir de la presunción de
inocencia, sin conocer comportamiento y resultados, ni identificar y valorar aciertos y errores.
Más
aun, imposible ignorar la posible presunción de culpabilidad, de quienes, responsables o cómplices, no informan, no son transparentes en el
ejercicio de su trabajo, no rinden cuentas, ni se someten a fiscalización y
evaluación externas, independientes y verdaderas. ¿Por y para qué sostenerlos o
apoyarlos, soportarlos o padecerlos? ¿Cuáles son costo, razón y sentido?
Urgente,
asumir y partir de la presunción de
responsabilidad, para disponer del
conocimiento y evaluación permanente de toda función pública y actividad gubernamental.
Partir,
de la responsabilidad y alcance, de procesos continuos y permanentes, para exigir
invariablemente, tanto transparencia y
acceso a la información actualizada, como rendición de cuentas y fiscalización
verdaderas. Identificando y distinguiendo logros y avances, pérdidas y errores.
Empezar,
por asegurar la correcta selección de
personas, que puedan presentarse como candidatos a ser, para someterse a elección, selección, o designación; y confirmar
se realice, un proceso electoral confiable en sus resultados.
Simultáneamente, en cuanto a los ya designados y que están en funciones, verificar el correcto ejercicio del encargo
conferido a electos, y a todos los candidatos a hacer, obligados a un buen
desempeño, de acuerdo a compromisos, responsabilidades y obligaciones
establecidas. Preciso, asegurar evaluación seria e independiente, del desempeño,
básicamente a través del análisis y consideración del esfuerzo realizado, recursos utilizados y resultados obtenidos
Y
en el tercer caso, evaluar siempre, a todos los candidatos a entregar, para reconocer o sancionar, según el caso. Reconocer y estimular el trabajo y esfuerzo, que obtiene buenos resultados comprobables; o
en su caso, condenar y sancionar irresponsabilidad, ineficiencia y delincuencia
gubernamental, por los daños ocasionados y los delitos realizados.
En
general, insistir que desde siempre se ha probado y comprobado, lo perjudicial
que es ignorar, no atender o mal enfrentar, lo que es evidente, y puede
empeorar.
Aumentan
peligro y costo, cuando se padece y soporta, lo que lamentablemente se
acostumbra tener y sostener en muchos gobiernos, en sus administraciones
públicas, como responsables a ignorantes, soberbios, incapaces, ocurrentes y
corruptos.
¿Cuáles
son candidatos a esta caracterización?
Apoyar
o sostener ignorancia con poder, con incapacidad, o a delincuencia reconocida,
significa pérdida o retroceso, siempre en detrimento y a costo de ciudadanía y sociedad.
No
se necesita, ni se deben padecer
gobernantes incapaces, que no entienden ni enfrentan los problemas que hoy,
exigen atención y solución. Tampoco se deben aguantar, gobernantes escapistas,
que se la pasan, quejándose y culpando a otros, como a sus antecesores.
Nunca olvidar que son electos para atender el presente y prever el futuro inmediato; que
recibieron credibilidad y confianza hoy y aquí, no para remontarse al pasado o
aun tiempo imaginario; ni para inundar
de excusas y pretextos; y tampoco para caracterizarse, como ejemplo
mismo, de falaces voceros especializados
en justificaciones, evasivas y disculpas.
Hoy
por hoy. Es ineludible para todo gobernante y servidor público, hacer su mayor y mejor esfuerzo, para lograr
buenos resultados comprobables;
caracterizándose siempre, por aplicar soluciones viables y obtener logros o avances.
Inaceptable
eludir responsabilidad oficial y no cumplir con su
compromiso personal.
Candidatos
ganadores nunca deben olvidar, que se pide y obtiene, en el presente, representación y confianza, para atender y
resolver los problemas de la población.
Se es gobernante, funcionario o representante público, no para quejarse, ni justificarse
y escaparse, con uso y abuso del
entretenimiento, del escándalo y distracción.
A
fin de cuentas, deben demostrar
capacidad en hechos y resultados obtenidos.
Vital,
comprobar y evaluar siempre sus esfuerzos.
-Académico. IIESESUV.Twitter
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