Desde el Café
Bernardo Gutiérrez Parra
Los nueve minutos con 30 segundos que dura el video
muestran a un sujeto desaliñado, ojeroso, despeinado y hablando despacio, como
cuidando las palabras. Por un instante pensé que trataba de un borracho
trasnochado haciendo gracejadas frente a la cámara. Pero no, nada que ver.
“Hola buenos días, buenas madrugadas, antes que nada
me presento” dice el protagonista y muestra a la cámara dos credenciales que lo
acreditan como pediatra oncólogo. Se llama Sergio Miguel Gómez Dorantes “y me
fascina mi trabajo porque creo que se pueden hacer muchas cosas por los niños
con cáncer”.
El desaliño, las ojeras, lo despeinado y la voz
cansada, no son producto de una noche de juerga porque no acababa de llegar a
su casa, se acababa de levantar. Y a leguas se notaba que durmió pésimo entre
otras cosas porque la víspera se le murió un niño con cáncer: “Un niño que no
debió haber fallecido y realmente me dolió mucho”.
Su cara es el reflejo vivo del fastidio y hartazgo
combinados con la impotencia. “Estoy grabando este video después de una noche
de mucho pensar; son apenas las cinco y media de la madrugada y quisiera
preguntarles una cosa a los grandes directivos de la salud en México. ¿Cómo voy
a manejar a los niños con cáncer?”
Dijo que cerraron los hospitales oncológicos de Poza
Rica, Río Blanco, Coatzacoalcos. Y el Centro Estatal de Cancerología de Xalapa tiene
una lista de espera de treinta pacientes. Él sigue recibiendo niños con cáncer
y sigue haciendo “diagnósticos” (así con comillas), porque dio a entender que
es lo único que hace.
Es decir, prescribe al enfermo y a partir de ahí se
topa con pared porque no hay medicinas para tratar la enfermedad y
eventualmente salvar la vida de los pequeños.
“Lo más grave de todo esto es que ahorita tengo a
quince niños con leucemia de reciente diagnóstico. A todos se les ha hecho lo
que se les ha tenido que hacer, pero no hay medicamentos base para el
tratamiento de leucemia. Yo recibiré a todos los pacientes y haré mi mejor
esfuerzo para darles el tratamiento. De las muertes de esos niños no me hago
responsable. Estaré ahí con ellos, sostendré sus manos, les daré aliento a los
papás. Yo no les voy a decir quién es el culpable”.
A las autoridades de salud les dijo: “Si saben hacer
su trabajo háganlo, si no saben dejen que otros lo hagan. A partir del día de
hoy (al parecer el video se grabó el 2 octubre) todos los papás de oncología
pediátrica empezaremos a buscar recursos y empezaremos a buscar quimio y
empezaremos a ver cómo sacar adelante la situación del niño con cáncer en el
Hospital General de Veracruz.
“Llevamos más de seis meses pidiendo quimioterapia, y
lo único que hemos recibido son oídos sordos, no de las autoridades del
Hospital que se parten la madre para conseguir las quimios. Pero si Xalapa no
suelta la lana, si la Federación no suelta la lana, no hay nada que podamos
hacer… Perdón, hay muchas cosas que podremos hacer. Y vamos a empezar a
trabajar para sacar dinero.
“Por cierto, si me buscan y si pretenden hacerme algo,
estoy en el segundo piso del Hospital General Regional de Veracruz… Sigo
diciendo, no es un honor morir por Obrador. Y no es un honor morir a causa de
López Obrador”.
El oncólogo le pidió al presidente que lo piense bien,
que lo medite bien, pues mientras destina millones de pesos a los ninis y en proyectos
que no tienen futuro, hay muchísimos niños con cáncer y otras patologías que
fallecen sin remedio. “Un niño con cáncer tiene futuro, un niño con cáncer se
puede curar”.
Pero qué carambas le va a importar al presidente un
niño con cáncer cuando los niños no votan. En tiempos de los gobiernos
conservadores, cuando había medicamentos en los hospitales, en promedio había
una muerte cada tres semanas de un niño con cáncer. Y te estoy hablando de un
cáncer terminal, lector, porque lo que le sobraba al niño eran atención y
medicinas. En la actualidad mueren en promedio dos pequeños pacientes cada
semana porque no hay medicamentos.
El día 1 de octubre dije que de acuerdo con la
Asociación Mexicana de Ayuda a Niños con Cáncer, del 11 de diciembre del 2019
al 3 de septiembre del 2020 han fallecido 1,608 niños con cáncer. Pero no por
falta de atención, sino por falta de medicamentos que imperdonablemente el
gobierno les sigue negando.
La empresaria Patricia Armendáriz, gran amiga de López
Obrador, subió a sus redes un video donde niños con cáncer piden ayuda para sus
tratamientos con el siguiente mensaje: “Señor Presidente @Lopezobrador_ estas
evidencias merecen una respuesta decidida de su parte”. La nota con el video y
el texto de la empresaria tiene tres días en el portal de El Universal sin la
contestación del presidente o de al menos uno de sus achichincles.
De despedida el especialista veracruzano dejó este
mensaje: “El niño con cáncer tiene derecho a la vida. Si no lo quiere ver ni
López (Obrador); ni Lopitos (Hugo López-Gatell); ni Ramos Alor (Secretario
estatal de Salud); ni Cuitláhuac (gobernador de Veracruz) no es mi problema. Mi
problema es que yo le doy la cara a los pacientes, yo soy el responsable de los
pacientes y yo los veo morir. Si ustedes no quieren hacer nada quítense de en
medio, que suficiente daño han hecho”.
Médicos como el oncólogo pediatra Sergio Miguel Gómez
Dorantes, debe haber miles en el país; todos dolidos, frustrados e impotentes
ante la falta de humanidad de un presidente sectario, intolerante e indolente,
al que le preocupa más que su partido siga en el poder, que la vida de los
niños de este país.
Quizá el consuelo para los padres y médicos de estos
menores, es que Andrés Manuel y su palomilla tendrán que responder ante la
justicia y ante el pueblo que dicen defender, por la muerte de estas criaturas
que también y muy a pesar de ellos, son parte del pueblo que los llevó al
poder.