Adalberto Tejeda-Martínez
Primero, sobre si
continuará vigente la actual Ley Orgánica, imperfecta y vieja, pero mejor que
esa traición a la autonomía universitaria y a la transparencia que es el
anteproyecto presentado a la Legislatura hace un año*. Lo sensato, de parte de
esta Cámara local, será dejar el tema a la siguiente, cuando también haya
nuevas autoridades universitarias; pero el oportunismo político quizás se meta
por la ventana que en mal momento abrió la UV con un proyecto de cambio de Ley
Orgánica que no es prioridad de la comunidad universitaria ni de la sociedad
veracruzana, aunque sí de interesados en menguar la Contraloría y la Junta de
Gobierno de la UV.
La segunda
especulación es sobre el escenario que enfrentará quien ocupe la Rectoría a
partir de septiembre del año que viene: virtualidad, seguridad, financiamiento,
autonomía y liderazgo. Vámonos por partes.
Desde hace tres
lustros las suspensiones de actividades por hidrometeoros, a veces sensatas y a
veces locas (huracanes en lontananza con playas y plazas comerciales para
disfrutarse a plenitud), venían exigiendo estrategias virtuales de docencia y,
de ser posible, de investigación y extensión de la cultura. La pandemia ha
evidenciado lo perentorio del trabajo a distancia de académicos,
administrativos, funcionarios y estudiantes. ¿Qué inversiones se requieren en
infraestructura?, ¿qué facilidades al personal universitario?, ¿qué apoyos para
estudiantes que por su situación tienen conectividad nula o deficiente? La
pandemia muestra que en muchos casos las obras de remodelación ejecutadas
recientemente son absurdas: muros cubiertos de azulejo en escuelas con internet
intermitente.
La crisis
económica agudizada en estos meses llevará a un incremento de la delincuencia.
Habrá mayor penetración del narcomenudeo en los campus, o quizás se inicien
cobros de piso y secuestros exprés, al tiempo que crece la arrogancia de las fuerzas
armadas contra la juventud: en Xalapa detienen y muere el serigrafista Carlos
Andrés Navarro el 2 de mayo o apresan el 10 de julio al estudiante de
Fotografía de la UV Carlos Alarcón por pronunciar la palabra «culo».
En consonancia con
este panorama, los gobiernos federal y estatal son poco amigables con la
ciencia y la cultura; están dispuestos a rasurar presupuestos e imponer la
exigencia de cantidad de estudiantes en menoscabo de la calidad académica.
Gran lío le espera
a quien se haga de la Rectoría a partir de septiembre 2021, complicado con lo
que se aparezca de aquí a entonces.
*http://jornadaveracruz.com.mx/Post.aspx?id=190523_080913_282
