"Nosotros no vamos a llegar a la presidencia como lo hizo el presidente Andrés Manuel, por ambición personal", palabras de Claudia Sheinbaum. ¡Uuufff¡
Si hubiera estado ahí el conocido personaje del cómic chileno, el pajarraco Condorito, simplemente se hubiera ido de espaldas emitiendo un estentóreo ¡plop!
Lo que dijo Sheinbaum le ha dado la vuelta a México, aunque lógicamente, minutos después de exhibir a su jefe con sus dichos en un mitin en Los Cabos, corrigió.
Sin embargo, vale hacer esta pregunta: ¿Qué le pasa, qué tiene la candidata del partido del gobierno que a tres semanas de las votaciones comete pifias de este tipo?
Debe tomarse en cuenta que en días pasados la candidata de Morena aseguró que las votaciones serán mero trámite, pues supuestamente su ventaja es muy amplia, así que sus preocupaciones deberían ser menores.
Cualquiera se equivoca al hablar en público, claro que algunos más que otros, como el gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García, quien está especializado en cometer errores verbales y a quien es notorio que le cuesta hilar frases sin incurrir en fallas.
Por ejemplo, no puede olvidarse lo del bodoque, durante un mitin de su campaña en busca de la gubernatura.
"Allá anda el hijo, el bodoque de Andrés... el bodoque de este (empezó el griterío y abucheo de la gente, en Martínez de la Torre)...ah no, no no, perdón...".
En el caso de este fin de semana, sucedido en Baja California, en el que la candidata de Morena señaló de ambicioso a López Obrador, sin percatarse de lo que decía, pues no corrigió de inmediato sino minutos después cuando le hicieron ver su tremendo yerro, ¿qué fue, qué es lo que trae en su mente que la distrae de esa forma y llegó al grado de lastimar a quien la hizo candidata y le entregó el bastón de mando?
¿Le salió del alma? ¿Le afloró lo que trae en el subconsciente o en el inconsciente? ¿Claudia Sheinbaum sabe que es pura farsa lo de la transformación y que todo se reduce a la ambición de AMLO?
No creo que sean cuestiones de ese tipo. Creo que su lapsus puede obedecer a la pesada carga que trae como candidata y sentirse obligada a ganar.
El estrés seguramente la tiene mal. Debe andar con angustia, con la mente en mil lados y con síntomas de ansiedad, lo que la llevaría a no poder estar centrada en lo importante.
Tal vez también influya el hecho de que López Obrador la tenga agobiada con tantas órdenes: hazle así, la riegas por esto, eso que hiciste estuvo mal, lo que propones no sirve, etc, etc.
Acá en Veracruz la candidata de Morena también anda agobiada pues a tres semanas de las votaciones la situación en las preferencias no está como esperaba.
Y si bien no ha llegado al grado de arremeter, equivocadamente, en sus discursos en contra de López Obrador o de Claudia Sheinbaum, sí ha cometido pifias como la de mostrar que no sabe cuántos municipios tiene Veracruz o desconocer el nombre de un alcalde.
Además, más allá de los yerros, el comentario de la gente que anda en su campaña es el mal carácter que se le ha acentuado.
¿Por qué esos corajes si, dice su propaganda, ganará de calle las elecciones?