• Alcalde Marcos Isleño pagó en diciembre una obra que no ha sido terminada; hay hartazgo entre la población por estas irregularidades.
Irineo Pérez Melo.- La corrupción y las malas prácticas por parte del alcalde de Medellín de Bravo, Marcos Isleño Andrade, son el pan de cada día y los habitantes se niegan a denunciarlo ante las autoridades correspondientes, por temor a las represalias que puedan sufrir.
Vecinos de esa demarcación municipal, que pidieron no revelar su identidad, están arrepentidos de haber respaldado con su voto para que llegara a gobernar al municipio de Medellín de Bravo, creyéndole todas las promesas de campaña que les hizo y que ahora se dan cuenta de que nada más fueron utilizados.
Quedó muy lejos el bienestar a la población, mismo que se ha empañado por las diversas irregularidades incurridas, especialmente en la construcción de obra pública. Un ejemplo de ello, es la rehabilitación con carpeta asfáltica de la calle Los Carriles, ubicada en la localidad de El Tejar.
Dicha obra, dijeron, se realizó con recursos del Fondo de Infraestructura Social Municipal de Demarcaciones Territoriales del Distrito Federal (FISM-DF) del ejercicio 2022; se reportó como iniciada el 20 de junio de 2022 y tuvo un costo superior a los 4 millones 565 mil pesos.
Sin embargo, aunque se tenía previsto concluirla en agosto, concluyó el plazo y la obra no se terminó.
Al 31 de diciembre de 2022, la obra cerró con un supuesto avance del 98.6 por ciento y fue pagada en su totalidad, sin embargo, la realidad es otra, actualmente no se ha terminado la obra, aunque la empresa constructora sí cobró el cheque de finiquito correspondiente.
En sus redes sociales, el alcalde Marcos Isleño posteó: “Va quedando muy bien la avenida Los Carriles, obra que ha presentado demora por factores externos, pero que será muy importante para desfogar el flujo vehicular. Concluyendo esta obra habrá un reordenamiento vial en gran parte de las arterias viales de El Tejar, para evitar molestias y accidentes”.
Este es tan solo un caso de varios que han vivido los pobladores de Medellín, quienes tienen temor de alzar la voz por sufrir represalias.
