Al ver la foto de un profesor con falda de la Facultad de Derecho de la UV pensé que tal vez había conferencias y que tenían un invitado escocés, pero luego recordé la era en la que estamos, que mientras siga imperando la 4T difícilmente habrá eventos de esa índole en la Universidad Veracruzana con asistentes internacionales.
Al leer la nota vi
que se trataba de un “experimento social” para protestar a favor de la
inclusión, con el argumento de que “la vestimenta no tiene género”.
Creo que fue un
buen ejercicio de feminismo: sí se llega a ver la inclusión. Ciertamente la
moda es andrógina. Pero ojo, no carece de género, más bien contiene a los dos
en conjunto.
El rosa era usado
para los niños en 1914 porque el periódico norteamericano The Sunday Sentinel
aconsejó a las madres usar el rosa para los niños y el azul para las niñas. Tras
la Segunda Guerra Mundial, se decidió cambiar al rosa para niñas y azul para
niños, tal y como lo conocemos actualmente.
En el Medio
Oriente, a finales del siglo XVI, los tacones fueron diseñados para que los
hombres se vieran más altos y en otras para tener un mejor soporte en los
estribos al cabalgar y eran considerados un signo de hombría.
Cosas de los
tiempos… tal vez veremos a los alumnos con vestido dentro de algunos años en
las aulas y a las profesoras con botas mineras y corbata.