A Emilio Barrientos Vivanco, amigo siempre.
Todo
un reto difícil, complejo y enorme. Crisis de economía y finanzas públicas;
crisis de salud, seguridad y educación; y, por si fuera poco, elecciones en crisis
de capacidad de respuesta gubernamental, para enfrentar la nueva realidad y su
trasformación.
Urge
contar con gobiernos de comprobados
buenos resultados, que sean parte de la solución y no del problema. ¿Tenemos
los gobiernos que nos merecemos?
Gobernar
es distinción y privilegio; a la que corresponden, responsabilidad y obligación
ineludibles.
Antes
que todo, insistir que ahora gobernar es informar y rendir cuentas; para ser
fiscalizado y evaluado por ciudadanía y sociedad. Obligación informar, para
atender el derecho de saber.
De
ahí que sea preciso identificar a quienes gobiernan, distinguir si son electos
o designados, contratados o nombrados, así como identificar y difundir sus
responsabilidades y obligaciones; y
también, recordar que por voluntad propia desempeñan cargo y encargo
gubernamental.
Debiendo
demostrar, en todo caso y al mismo tiempo, tanto honestidad y capacidad, como
responsabilidad y eficiencia.
Nada
de simulación, encubrimiento y favoritismos. Ni de ser honesto pero
irresponsable, ineficiente e incapaz. O de ser capaz, pero deshonesto e irresponsable.
Insistir
también que, gobernantes y servidores públicos, no pueden hacer lo que les dé
la gana; ni disponer a su antojo y voluntad, para mal usar y abusar de recursos
públicos y atribuciones institucionales,
que los cargos oficiales les confieren o ponen a su temporal disposición.
¿Presuntos responsables, prófugos
potenciales, o culpables inalcanzables? ¿Carniceros de hoy, serán las reses del
mañana?
Gobernantes
y servidores públicos. En una y otra forma, son evaluados y hasta juzgados por
la Historia, dependiendo del momento que les haya tocado vivir y la
responsabilidad a asumir.
La
gran diferencia, propia de la evolución social y el desarrollo institucional
contemporáneos, es que ahora gobernar implica servir, cumplir y hacer;
y simultáneamente, informar y rendir
cuentas, para ser fiscalizado y evaluado permanentemente.
Dicho
de otra manera: en la actualidad es ineludible transparentar decisiones y
acciones, informar de objetivos y metas, así como de resultados y pendientes; rendir
cuentas y prever lo previsible;
someterse, ineludiblemente a la fiscalización y a la evaluación ciudadana y social.
No
son dueños, amos, o patrones. No son esclavistas, señores feudales, o caciques.
Ni aristócratas, déspotas o tiranos. Tampoco jefes de mafias, bandas o pandillas
En
estos tiempos, todo gobernante es y debe ser,
servidor público; que realiza un trabajo, al servicio de la ciudadanía y
la sociedad, bien por elección o designación, o por obligación o contratación.
Importante
pasar del decir al hacer; del dicho, al hecho. No más, una supervisión mínima o inexistente; ni una
fiscalización forense, lenta y sugerente, sin denuncia, ni proceso y sanción
correspondiente; y de supuesta evaluación
y fiscalización, partes notorias de la
simulación.
Evaluar
exige tomar en cuenta, al mismo tiempo, tanto aciertos y errores, como pendientes y logros.
ES
LA ECONOMÍA
En todo caso, empezar por el principio. Antes
de una reforma fiscal, lo que más le urge al país, es definir y estructurar estrategia
y plan para atender y fortalecer la
Economía, ante nuevos retos y complicadas situaciones actuales.
Desde luego que lo fiscal es y debe ser, factor
importante de dicho Plan o Estrategia gubernamental. Si es necesaria una
reforma fiscal sustentada y actualizada, pero antes que todo deben definirse
los tipos y alcances de las políticas y programas para fortalecer la Economía.
Esto es, impulsar crecimiento económico,
generación de empleos y orientación e impacto de las finanzas públicas
(inversión y gasto público), dando prioridad a la reducción y erradicación de
la desigualdad extrema, que se
caracteriza y mantiene, a muchas entidades en la pobreza extrema. Entiéndase
fortalecimiento prioritario de las Economías locales.
Para empezar no se debe acabar con la
informalidad, porque sin duda es, un medio importante de sobrevivencia. Se debe
identificarla y transformarla. Además,
inmediatamente, se debe alentar y asegurar la presencia y expansión de la
inversión; empezando por fortalecer el esfuerzo empresarial, responsable y
solidario del esfuerzo social. Reorientar y revitalizar administración y finanzas públicas, para
incrementar y aprovechar al máximo los recursos disponibles. En particular,
apoyar a todos los niveles, los sectores gubernamentales de seguridad, salud,
educación, infraestructura, agricultura y trabajo. Dar la debida atención y
apoyo a políticas y programas orientados al sector externo para favorecer
presencia y competitividad en el contexto internacional. Contar con un
sistema financiero incluyente, altamente abierto, disponible, promotor y
gestor. Difundir y vincular al interior, las instituciones y organizaciones,
acuerdos y convenios relacionados con el comercio exterior y las relaciones internacionales.
Y desde luego, ampliar participación, estímulos y apoyos económicos, para
erradicar pobreza y hambre en los estados más pobres del país.
Urge
asegurar crecimiento de la economía, generación de empleos y reactivación de la
inversión (pública y privada) en los estados más pobres y con necesidades
sociales crecientes y pendientes de atender.
Reforma
fiscal, necesaria y urgente, sí. Pero no para asegurar gastar más, en forma
discrecional y ocurrente.
GOBERNAR
AL GOBIERNO
Hay que difundir y
hacer saber leyes y normas, que definen
ineludibles responsabilidades y obligaciones, de gobernantes y servidores públicos, que deben
y tienen que cumplir.
El
problema hoy, es que hay mucho por hacer
y cumplir al mismo tiempo. Ante inocultable aumento de pobreza: casi 2 de cada
3 mexicanos en pobreza; y 1 de cada 4, en pobreza extrema. Ante crecientes
crisis económica y de finanzas públicas. Se pierden fuentes de trabajo y hay escasez de empleos. No hay creación de
nuevos, acaso solo simple recuperación. Tan solo para regresar, a los niveles
de febrero 2020, hacen falta 676 mil empleos formales. ¿Y los nuevos?
Economía
retrocede. Recesión aumenta. Cientos de miles de pequeñas empresas han cerrado,
y otras más hacen malabares para no quebrar. Muchas no invertirán hasta que
haya certidumbre jurídica. Indispensable entender y atender el crecimiento
económico, hacer cuanto antes, lo indispensable y urgente, y detener y
revertir lo que erosiona el bienestar de
la población.
- Academico.IIESESUV
@RafaelAriasH,Facebook:VeracruzHoydeRafaelAriasH