Desde el Café
Bernardo Gutiérrez Parra
Por años (y esto por sabido hasta me lo debería
callar), el verdadero presidente del PRI nacional, del PRI en los estados y en los
municipios lo fue el Presidente de la República en turno; emanado del PRI
naturalmente. Y era el Presidente quien decidía quién sería gobernador, senador,
diputado, alcalde y por supuesto su sucesor. Por algo le decían “El Primer
Priista del País”.
¿Cuál era el papel de los líderes nacionales de ese
partido? El de meras figuras decorativas a las órdenes del señor Presidente.
Con la llegada del PAN al poder entre el 2000 y el 2012,
las cosas cambiaron y quienes eligieron a los candidatos (a senadores,
diputados, etc.) fueron los gobernadores. En Veracruz Miguel Alemán escogió
como su sucesor a Fidel Herrera; Fidel escogió a Javier Duarte y así nos fue.
En esos doce años los líderes nacionales del PRI siguieron
en su papel de floreros, sólo que a expensas de los mandatarios estatales de
quienes recibían sugerencias, indicaciones e incluso órdenes.
Cuando Alejandro Moreno Cárdenas “Alito” llegó a la
dirigencia nacional del tricolor en agosto anterior, nadie daba un cacahuate
por su liderazgo en un partido fracturado y vapuleado. Pero a partir del lunes
anterior las cosas serán de otra manera.
El Consejo Político Nacional del PRI aprobó cambios a
sus estatutos que eliminan la postulación de candidatos presidenciales externos
y estableció candados para impedir la fuga de candidatos a otros partidos.
En los candados hay cosas interesantes, por ejemplo,
establecen que cualquier militante que quiera ser postulado a un cargo de
elección popular deberá mostrar “lealtad pública” a los documentos básicos del
PRI. También implantan la obligación de solicitar “licencia provisional al
ejercicio de su militancia” a quien acepte un encargo de un gobierno emanado de
otro partido. Los candidatos plurinominales firmarán una carta en la que se
comprometen a pedir licencia al cargo si una vez que resulten electos renuncian
al partido o al grupo parlamentario.
Estos candados evitarán que a los candidatos ya
elegidos les dé el síndrome del trapecio. Y ojo, las reformas fortalecen al
presidente del PRI en la designación de candidatos, con lo que Alito ejercerá
su poder estatutario. Es decir, no será una figura decorativa a las órdenes de
los gobernadores de su partido.
¿Cómo queda el PRI de Veracruz?
El líder estatal Marlon Ramírez casi de inmediato fijó
su posición: “Le refrendamos el compromiso al Comité Ejecutivo Nacional para
que tome las mejores decisiones, para que nosotros en Veracruz, que nos estamos
preparando, que estamos reconformando al partido, que estamos refundándonos
desde la base, podamos ser capaces de ir con un solo timón, una sola guía”.
No desaparecerán los comités estatales y tampoco los
municipales. Y menos en el caso de Veracruz donde hasta ahora se han renovado
las dirigencias en 149 municipios.
Adversarios de Marlon, que no quieren verlo donde
está, echaron a volar la especie de que se había ido por la libre y negociaba alianzas
con otros partidos a espaldas de la dirigencia nacional. Pero al tocar el tema
con el Secretario de Comunicación Institucional del CDE del PRI en Veracruz,
Ramón Alberto Reyes Viveros, me dijo textual: “Quién crea que nosotros estamos
negociando con el PAN o con el PRD a espaldas de nuestro líder nacional
Alejandro Moreno, está más equivocado que aquellos que pensaban que la tierra
era plana”.
En estos tiempos que corren sólo los partidos de nuevo
cuño irán solos, los demás tendrán que ir en alianza si desean aspirar al
triunfo. No hay de otra.
En ese sentido el PRI se convertirá en un partido
bisagra muy importante. Si va con Morena no tendrá ningún problema para ganar
aunque pedirá (me lo dijo una fuente cercanísima al tricolor), que salga de esa
alianza el Partido Verde.
Si va con el PAN esta alianza se convertirá en una
poderosa fuerza. Pero si Miguel Ángel Yunes Linares decide regresar a la
querencia y jugar con el PRI ¡aguas! Entonces sí, que el PAN le diga adiós a
sus aspiraciones políticas.
A pesar de que dicen que el choleño anda en Venecia,
lo cierto es que no se ha ido de Veracruz y está moviendo sus piezas. Una de
ellas es el PRD donde el dirigente es Jesús Alberto Velázquez Flores, pero el
que manda es Rogelio Franco Castán que irá a donde Yunes Linares se lo pida. Y
no hay que olvidar que media militancia panista sigue sintiendo cariño por el
ex gobernador.
Aún no comienza formalmente el proceso electoral pero
el partido tricolor mueve sus piezas y vela sus armar para librar la contienda
electoral más grande, competida y reñida en la historia de nuestro país.