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lunes, 7 de marzo de 2016

Programa del Concierto de la OSX este viernes

PIOTR ILYICH CHAIKOVSKI (1840-1893)

Polonesa de la ópera Eugene Onegin

Eugene Onegin es, sin duda, la más popular de la docena de óperas compuestas por Piotr Ilyich Chaikovski. Data de 1878, lo que la coloca, cronológicamente, entre las óperas Vakula el herrero (1875) y La doncella de Orleans (1879). No hay duda de que uno de los atractivos principales de Eugene Onegin es el hecho de que su libreto, escrito por el compositor en colaboración con Konstantin Shilovski, está basado en un poema de Alexander Pushkin (1799-1837) que es más bien una novela en verso. En el desarrollo de Eugene Onegin es posible hallar no sólo un buen trazo de la historia individual de un personaje, sino también una interesante descripción de muchos aspectos de la vida en Rusia en los inicios del siglo XIX. En la adaptación de Chaikovski y Shilovski, el libreto nos cuenta la historia del amor de Tatiana (epítome de la mujer rusa de su tiempo, idealización poética del carácter femenino) por Eugene (escéptico y dubitativo) quien al principio no le corresponde.
Se dice que la intensidad dramática y musical lograda por Chaikovski en Eugene Onegin (sobre todo en su primer acto) tiene su raíz en las evidentes analogías que hay entre la narración de Pushkin y las circunstancias reales de la vida del compositor, quien en julio de 1877, un par de meses después de iniciar la composición de esta ópera, había tenido la pésima idea de casarse con una tal Antonina Milyukova, lo que ocasionó la crisis emocional más terrible de su vida. Quizá como reflejo de ello, destaca en Eugene Onegin la evidente simpatía con la que Chaikovski caracterizó a Tatiana. Es precisamente Tatiana la encargada de interpretar la más famosa y la más lograda de todas las escenas operísticas de Chaikovski, la escena de la carta del primer acto de Eugene Onegin.
Ésta, la más popular de las óperas del compositor ruso, recibió un estreno semi-profesional en el Conservatorio de Moscú el 29 de marzo de 1879, bajo la dirección de Nikolai Rubinstein, y fue recibida con cierta frialdad, debida probablemente a que a pesar de su intenso contenido expresivo, se trataba de una ópera con poca acción escénica. El estreno oficial ocurrió en el Teatro Bolshoi de Moscú, el 23 de enero de 1881, bajo la batuta de Enrico Bevignani.


Variaciones sobre un tema rococó para violoncello y orquesta, Op. 33

Es un hecho histórico bien sabido que el gran Chaikovski sentía un afecto enorme por la música de Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791). Y fue precisamente el recuerdo de la música de Mozart, y el espíritu rococó que inunda algunas de sus obras, lo que inspiró a Chaikovski para componer sus Variaciones sobre un tema rococó. En esta obra, el homenaje a Mozart está en los cánones los diseños ternarios, las formas semejantes al rondó, elementos todos relacionados directamente con el estilo mozartiano. La obra plantea una parte muy virtuosística para el violoncello solista, y un diálogo con la orquesta que más que la pugna típica de un concierto nos recuerda un placentero intercambio de cortesías entre el solista y el conjunto orquestal. En estas Variaciones rococó el compositor plantea un deslumbrante lucimiento del registro alto del violoncello, apuntalado por arcadas muy complejas, trinos, arpegios, pasajes cantables, episodios nerviosos en staccato, y varias cadenzas a lo largo del discurso musical. En cuanto al tema que da origen a las variaciones, éste se presenta en la forma de una canción bipartita, que va siendo desarrollada a lo largo de la obra. En una interesante nota discográfica respecto a las Variaciones rococó hallamos el siguiente comentario:

Al final de la obra hay un despliegue pirotécnico de esos que hacen a los violoncellistas esclavos durante las horas de práctica, y héroes a la hora del concierto.

Las Variaciones sobre un tema rococó datan de 1876, y se dice que un par de días después de terminar la partitura, Chaikovski inició su larga y fructífera correspondencia con Nadezhda von Meck, su misteriosa y distante benefactora. El estreno de la obra ocurrió el 18 de noviembre de
1877, llevando como solista a Wilhelm Fitzenhagen, con cuya colaboración había contado el compositor durante la creación de la pieza, y con Nikolai Rubinstein como director de la orquesta.



Sinfonía No. 2 en do menor, Op. 17, Pequeña rusa
Andante sostenuto-Allegro vivo
Andantino marziale quasi moderato
Scherzo: Allegro molto vivace
Finale: Moderato assai


En el verano de 1872, Chaikovski hizo un viaje a Kamenka, en la provincia de Kiev, para visitar a su hermana Alexandra. Las canciones que oyó en labios de los habitantes de este pequeño pueblo de Ucrania (conocida como Pequeña Rusia para bochorno eterno de los ucranianos) inspiraron a Chaikovski para emprender la composición de su Segunda sinfonía. La obra fue terminada en Moscú, y durante las vacaciones de Navidad, Chaikovski fue a San Petersburgo, donde mostró el manuscrito de su sinfonía al Grupo de los Cinco (Rimski-Korsakov, Borodin, Cui, Balakirev y Mussorgski). Los cinco se entusiasmaron con la obra, ya que su empleo del material folklórico parecía acercar a Chaikovski a los ideales nacionalistas del grupo.
El sobrenombre de Pequeña rusa con el que hoy conocemos a la Segunda sinfonía de Chaikovski no fue idea del compositor, sino de Nikolai Kashkin, un crítico musical contemporáneo suyo, y se debe al empleo de las melodías ucranianas ya mencionado. La Segunda sinfonía de Chaikovski fue estrenada el 7 de febrero de 1873 en Moscú bajo la dirección de Nikolai Rubinstein y fue muy bien aceptada por el público. A pesar del éxito, el propio Chaikovski no quedó muy satisfecho con su sinfonía y la revisó en 1879, alterando drásticamente los movimientos primero y tercero, y recortando una parte sustancial del cuarto. Esta nueva versión fue estrenada el 12 de febrero de 1881 en San Petersburgo, bajo la dirección de Karl Zike. Al escuchar esta sinfonía, sigue siendo incomprensible el hecho de que, al igual que las sinfonías Primera y Tercera de Chaikovski, reciba un mínimo de atención por parte de directores, orquestas y públicos, en favor de constantes y repetitivas ejecuciones de las últimas tres sinfonías del compositor ruso.

Juan Arturo Brennan