Cuando escuché el nombre de Leticia Ramirez Amaya, recién designada Secretaria de Educación por el Presidente Andrés Manuel López Obrador, me llamó la atención que periodistas, maestros y funcionarios del ramo, se preguntaban insistentemente qué quién era ella, porque desconocían su trabajo en favor de las tareas educativas y su curriculum vitae.
Inmediatamente mi mente evocó algunos de los grandes educadores de México que dejaron una huella indeleble por su brillantes y formación intelectual, acumulada a lo largo de sus vidas, y que prestigiaron a los gobiernos a los que sirvieron.
No pude evitar hacer comparaciones y pensar que parte de la grandeza de los gobernantes está constituida por su inteligencia para seleccionar a sus colaboradores.
Mencionaré a continuación algunos nombres que están en la conciencia colectiva pasada y presente, así como los periodos que cubrieron:
JUSTO SIERRA MÉNDEZ (1905-1911)
JOSÉ VASCONCELOS (1914 y (1921-1924)
EZEQUIEL PADILLA (1928-1929)
NARCISO BASSOLS (1932-1934)
IGNACIO GARCÍA TÉLLEZ (1934-1935)
JAIME TORRES BODET (1943-1946)
AGUSTIN YÁÑEZ DELGADILLO (1964-1970)
PORFIRIO MUÑOZ LEDO (1976-1977)
FERNANDO SOLANA MORALES (1977-1972) y (1993-1994)
JESÚS REYES HEROLES (1982-1993)
ERNESTO ZEDILLO PONCE DE LEÓN (1992-1993)
La conclusión sobre la nota del Nombramiento es:
Cada lector podrá sacar sus propias conclusiones y coincidir conmigo o no, que cuando se hace un nombramiento acertado de un colaborador para tareas de gobierno, el caudal de su prestigio y saber, es garantía de su designación y del cumplimiento de las importantes tareas que se le encomiendan.
(Lo contrario a esta conclusión también podría ser cierta)