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miércoles, 19 de noviembre de 2014

Más historias de la mala administración en el ISSSTE Xalapa

 

Por Miguel Angel Cristiani Glez.
De muy poco servirán los millones de pesos que se están invirtiendo para remodelar las instalaciones de la clínica del ISSSTE en la capital del estado de Veracruz, que por cierto están quedando muy bien, con pisos y cubículos de primera, si la atención y el desorden administrativo en lugar de ser de calidad, como pretenden los funcionarios en sus discursos, persisten dejando mucho que desear.
Y no se trata de una cantidad menor o insignificante, ya que según declaró el Director General del Instituto, Sebastián Lerdo de Tejada cuando vino a Xalapa hace apenas unas semanas, La derrama económica agregada del ISSSTE para el estado de Veracruz en 2014 es de un total de nueve mil 400 millones de pesos.
Pero mientras no se cambie la mentalidad de quienes tienen la responsabilidad de que la atención, como se dice a cada rato en los discursos, en las palabras solamente, pero no en los hechos, de muy poco servirán las modernas y brillantes instalaciones, si el servicio que se brinda no es el adecuado.
La tarde de este martes, pese al pinche frío y lluvia intensa que caía en Xalapa, acudimos a la cita de las 18:00 horas para conocer los resultados de unos análisis practicados desde el 28 de octubre –el mes pasado- pero como las citas son para “cada San Juan”, hasta ayer 18 de noviembre pudimos conseguirla.
Llegamos antes de la hora, porque si uno se pasa cinco minutos, ya lo vocearon, pierde su turno, pero ellos si pueden hacernos esperar, hasta dos horas, como me sucedió a mi.
Resulta que cuando salió la enfermera auxiliar a vocear a los pacientes, le pregunté si estaban ya mis resultados en el expediente, sabiendo que luego no aparecen a la hora de la consulta. Efectivamente, me dijo que no estaban todavía. Veinte días después de que me fueron tomadas las muestras de orina y sangre.
Tenía que ir yo –el paciente con mucha paciencia- a pedir al archivo, que por favor buscaran entre las miles de carpetas que tienen amontonadas en los estantes, para que me dieran los resultados.
Voy al archivo, comienza la búsqueda, uno a uno se va sumando todo el personal, buscan arriba, buscan abajo, a la izquierda, a la derecha, en el otro pasillo…y nada.
Amablemente, me indican que ya un compañero salió echo la mocha, al laboratorio para solicitar una copia de los resultados de mis análisis. Que no me preocupe, que regrese al consultorio y que en unos minutos llevarán la copia y todo resuelto.
Pasan los minutos, para esto ya son las 18:30 horas, llega el compañero que fue al archivo, entra al consultorio a hablar con la doctora –seguramente para informarle que no tiene mis resultados- en efecto, al salir, me indica amablemente también, que la compañera del laboratorio que puede imprimir una copia, se va a las 18:00 horas y que mejor regrese mañana a buena hora, a pedirle la copia.
Pero eso implica perder mi turno en el consultorio y que tenga que volver a comenzar con el tedioso proceso para conseguir una nueva cita para consulta medica.
De por sí, los resultados de los análisis que me tomaron desde hace ya más de quince días, seguramente que ya han cambiado en los niveles y si me vuelvo a esperar otros quince días, cuando logre ver al médico, ya quien sabe como me encuentre.
Mientras eso sucede, del consultorio de junto, sale una joven señora, se dirige hacia sus familiares que la acompañan y empieza a llorar exclamando: ¡Dice la doctora que no tengo nada!! No es justo, me voy a quejar con el director. A lo que su acompañante le responde, mejor vayamos con un médico particular.
Empiezo a sospechar que no es mala la idea, que yo también debí de haber acudido a un laboratorio particular para checar mi salud y no dejarla en manos de un aparato burocrático que no logra funcionar adecuadamente.
Pero un testigo de mi asunto, me recomienda que vaya a la subdirección, para pedir que me hagan el favor de solicitar al laboratorio mis resultados.
Ahí también soy atendido amablemente, el doctor me hace un papelito a mano, donde le pide el favor a un químico en el laboratorio, que lo ayude con la copia de mis análisis.
Sigue mi peregrinar por las nuevas y flamantes instalaciones del ISSSTE en Xalapa, ahora voy al laboratorio, en donde estaban checando si una muestras de sangre son de quien dicen que son, le entregó al contacto mi papelito-solicitud de copia y procede a entrar a la computadora para imprimir la tan anhelada copia.
Por fin, puedo ver como ando de salud y al parecer todavía no me voy a morir tan pronto, mis niveles andan bien, aunque un poco alto el colesterol, la próstata…. ¡a todo dar!.
Regreso bajo la lluvia y el frío al consultorio, pero como ya son las ocho de la noche, la doctora me informa –amablemente- que mi cita era para las seis de la tarde, por lo que ya perdí mi turno al no responder cuando me llamaron, aunque andaba yo en la procesión de la visita a las siete casas, archivo, laboratorio, subdireccion, laboratorio, consultorio.
Pero que si espero a que pase el último paciente del día, entonces gustosamente, me atenderá.
Pues ya que, total, yo soy paciente, paciente y no lloro, aunque sí me encabrone.


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