Desde el Café
Bernardo Gutiérrez Parra
La semana anterior la diputada del PAN Cynthia Lobato
tuvo un duelo verbal con el coordinador de ese partido en el Congreso local,
Sergio Hernández Hernández.
Bueno, en realidad no fue un duelo, fue un monólogo que
tuvo que soportar Sergio en voz de una iracunda compañera de partido que le
dijo en su cara de todo, desde borracho hasta drogadicto, mujeriego y poco
hombre.
Uta, debe ser gacho que le digan a uno tantas verdades.
La legisladora reclamó a Sergio que por gastar dinero
en francachelas se olvide de apoyar los foros para personas con autismo y a la
Universidad Veracruzana, entre otros menesteres.
“Hay dinero para el velódromo, para tus fiestas, para
tus 156 casas de enlace; hay dinero para que le lleves a Pepe Mancha (líder
estatal del PAN), para eso sí hay dinero. Pones a tu amigo ‘Chico’ (Fuentes),
un tratante de mujeres, que está llevando a tus fiestas drogas y borracheras.
No me digas (que no es cierto) Sergio, por favor. Ya habla y sé un hombre”, le espetó
la diputada y Sergio no dijo ni pío.
Lo que parecía el principio de un escándalo, quedó
nomás en la pura finta. Los diputados panistas recibieron órdenes de Palacio de
Gobierno de no hacer olas y dejar pasar el berrinche de Cynthia.
Pero el que no se quedó callado fue el senador del
PRI, Héctor Yunes Landa, que exigió que toda la bancada blanquiazul se haga el antidoping
y también el Fiscal estatal Jorge Winckler.
En contestación a tan loables deseos, este domingo se
filtró un audio donde el ex secretario de Seguridad Pública, Arturo Bermúdez
Zurita preso en el penal de Pacho Viejo, dijo que Héctor Yunes habría recibido
de Javier Duarte mil 300 millones de pesos para su campaña por la gubernatura.
En el audio, Bermúdez embarra además a un tal
Fernando, al ex líder nacional del PRI, Manlio Fabio Beltrones y al ex delegado
de la Secretaría del Trabajo, Francisco Mora Domínguez.
Héctor se apresuró a desmentir la acusación y dijo que
ésta tiene el sello del gobernador Miguel Ángel Yunes Linares. Yunes Linares no
ha dicho esta boca es mía, y la Fiscalía ya abrió una investigación sobre las
declaraciones del ex titular de la SSP y sobre lo dicho por Cynthia Lobato.
Pero de ahí no va a pasar.
Una buena investigación diría si en efecto Sergio
Hernández se mete sabrá Dios qué porquerías cuando se va de farra con “Chico”
Fuentes. Otra buena investigación daría a conocer si sus compañeros de partido
(y de otros partidos) lo acompañan en esos aquelarres con cargo al erario.
Una tercera investigación diría si, en efecto, Héctor
Yunes recibió mil 300 millones de pesos para su campaña o no los recibió. Una
cuarta investigación pondría al descubierto el nombre del sujeto que sacó el
audio de Pacho Viejo para filtrarlo a los medios. Y si esta acción contó con el
beneplácito del gobernador.
Pero nadie va a investigar nada porque esas guerritas
de estiércol son parte de las campañas rumbo al 2018. Y en estos momentos es
más redituable embarrar de mierda la cara del adversario que legislar y
gobernar para los veracruzanos.
Perdón por ser tan reiterativo lector, pero mientras Cynthia
acusa a Sergio y los Yunes se trenzan en su enésimo duelo verbal, aquí siguen
las ejecuciones, los levantones, los asaltos y los ataques a periodistas que
nadie investiga.
El 28 de febrero de este año la organización
internacional Crisis Group, dio a conocer su resumen ejecutivo sobre la
violencia en México, pero particularmente en Veracruz que dice entre otras
cosas: “En Veracruz, una alianza entre grupos criminales y los más altos
niveles del poder político local allanó el camino para una campaña de violencia
desenfrenada…”
Y así seguimos.
La pesadilla comenzó en el 2004 con la asunción de
Fidel Herrera a la gubernatura. Y si hacemos caso al adagio que dice que no hay
mal que dure cien años, ya nomás faltan 87 para que se acabe este infierno.
Sí, ya falta menos.