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martes, 19 de agosto de 2025

Ya no cabemos

 Sin tacto


 





 


Por Sergio González Levet


 


Pese a los esfuerzos de infraestructura pública que han hecho los alcaldes Ricardo Ahued Bardahuil y Alberto Islas durante este cuatrienio, la movilidad en Xalapa sigue siendo un problema persistente que echa a perder vida y honras por tantas esperas y retardos al querer ir de un lado para otro.


     Ser puntual en la capital del estado es una característica imposible para los ciudadanos comunes, un lujo que solamente se pueden dar los muy ricos, los muy poderosos o las personas muy inteligentes… pero muy ricos, muy poderosos y muy inteligentes.


     Si usted hace una cita para verse con una persona a las 4 de la tarde en algún café del centro de la ciudad y vive en el centro, pero de la Revo (la aguerrida Colonia Revolución), tiene que hacer una estrategia de traslado que infiere considerar el promedio de velocidad con que se mueven los autobuses urbanos, el tiempo que tardan en pasar por la parada que nos conviene, las condiciones del clima, la situación geopolítica del estado o el país, el día de la semana y hasta el día del mes, por si toca quincena.


     Veamos: si es viernes 14 o 29, si llueve a cántaros, si hay una manifestación en el Centro o en la SEV o en la Normal y viaja por la ruta 14, es seguro que hará desde 60 hasta 80 minutos para llegar desde la Revo hasta la Plaza Lerdo. Pero si es martes, día 8, hay un día soleado, no hay manifestantes que interrumpan ninguna vialidad y toma una ruta de camión diferente, en una de ésas se tarda unos 20 minutos en arribar a su destino. Ah, pero puede haber una obra del ayuntamiento o un choque o hasta un socavón de recién estreno, y entonces todas las condiciones favorables cambian a calamitosas.


     ¿Qué hacer entonces con la cita? ¿Salimos de casa dos horas antes con el riesgo de tener que esperar más de una hora y media a que llegue la persona del compromiso? ¿O salir media hora antes y entonces hacer esperar más de una hora y media a la persona citada?


     En Xalapa el tiempo no tiene remedio, y menos palabra.


     Hay habitantes que se han decantado por un justo medio, y si saben que pueden hacer 20 minutos o una hora y media en el mismo recorrido, dependiendo de las condiciones del camino y el clima, como dicen los choferes de ADO, pues salen 45 minutos antes, aunque saben que no llegarán ni a tiempo ni tarde, pero cuando mucho tendrán que esperar una media hora o hacer esperar al otro o a la otra el mismo lapso.


     La bronca es que en Xalapa ya no caben tantos coches y tal vez tantos habitantes. Si todos los que viven ahí fueran solamente oriundos sería una ciudad muy cómoda, pero el caso es que durante muchos años han llegado foráneos a ocupar los lugares en el transporte público, a contratar taxis vacíos, a hacer más largas las filas de lo que sea y a llenar de cuerpos y olores el breve espacio en el que no están las mercancías en el súper.


     Somos muchos, dice el eficiente alcalde Alberto Islas, pero nada puede hacer para contener el crecimiento de la capital. Somos muchos, piensan todos, pero nadie hace nada por irse a estorbar a otra parte.


 


sglevet@gmail.com