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domingo, 17 de agosto de 2025

Ley de la siembra y la cosecha

Ruan Ángel Badillo Lagos


La cosecha es el momento en el cual se realiza la recolección de los bienes agrícolas sembrados (frutos, semillas, granos u hortalizas) al alcanzar su punto máximo de madurez. Este proceso marca el final del ciclo agrícola. Hoy en día, la acción de cosechar se entiende como el acto de recoger los frutos.

Metafóricamente, la palabra cosecha también alude al resultado de las acciones de una persona o un grupo cuando realizan buenas obras y luego reciben la recompensa, muchas veces de forma inesperada. La cosecha enfatiza el momento en el cual las personas están dispuestas al trabajo. A esto se le conoce como la ley de la siembra y la cosecha. Este principio indica que las acciones de una persona tendrán consecuencias, positivas o negativas, para el futuro. Si se siembran acciones justas y buenas se cosecharán resultados favorables; mientras, si se siembran acciones negativas se cosecharán consecuencias adversas. Sin embargo, surgen dudas al observar a personas o grupos llevando a cabo acciones desagradables y, aparentemente, les va bien. Esto, en realidad, es solo una ilusión.

Cuenta un anciano que, con los años, ha visto gente malvada y perversa extenderse por todos lados como un árbol frondoso. Estos personajes pronto desaparecen; en un instante dejan de existir y, cuando se les busca, ya no se les encuentra. Por ello, conviene fijarse en quienes siembran con honradez y observar a quienes hacen el bien. Estas personas siembra con alegría y, sin darse cuenta, forjan un futuro brillante para sí mismas.

Una vez mi hijo me preguntó llorando:

Papá, ¿por qué los amigos se convierten en enemigos?

Le respondí:

Un amigo se convierte en enemigo al romperse la relación por una deslealtad, una traición o un conflicto grave. No obstante, si se siembra con amor, a veces se cosecha con dolor. El malentendido provocador del distanciamiento puede revelar si la amistad nunca fue genuina. Siempre siembra confianza, esta es la base de cualquier amistad. Planta buena semilla, como la justicia, la lealtad y la honestidad. Nunca olvides sembrar el perdón, pues es la semilla capaz de dar frutos de paz, armonía y fidelidad, aunque no siempre las cosas salgan como uno espera. Aléjate de los aduladores, de quienes condicionan o intentan chantajearte. Huye de ellos porque siembran con rencor y odio, y no son transparentes. Jamás siembres frialdad, evasivas o agresión; procura que tu semilla sea la humildad sin torpeza. Evita comentarios negativos o sarcásticos; en soledad te harán sentir mal y te provocarán tristeza. Resalta las cualidades de los demás sin adular, con sinceridad. Recuerda que no todos los amigos alejados se convierten en enemigos. A veces las circunstancias cambian. Si un amigo lo es de verdad, lo será siempre.

Es importante cultivar amor en todas sus expresiones y matices para tener una cosecha abundante. No conviene cansarse de plantar buena semilla. También es fundamental nutrir espiritualmente; esto implica fortalecer una relación profunda con Dios. En otras palabras, significa mantener una conexión personal con lo divino, esto permite sembrar con amor.