IMPRONTA
Carlos Miguel Acosta Bravo
El financiamiento público a partidos políticos en México durante los últimos cinco años ha sido considerable. Para el ejercicio fiscal de 2025, por ejemplo, el financiamiento público aprobado a nivel federal para los partidos políticos nacionales fue de aproximadamente 7,354 millones de pesos anuales, lo que implica que en cinco años la suma acumulada es cercana a 36,770 millones de pesos aproximadamente. Este monto se distribuye para sostener actividades ordinarias, actividades específicas, franquicias postales y telegráficas, entre otros conceptos.
El financiamiento público ha
sido fundamental para establecer condiciones básicas de equidad en la
competencia electoral, garantizando que los partidos políticos tengan los
recursos necesarios para participar en campañas y actividades políticas. Dicho
financiamiento permite que partidos grandes y pequeños puedan competir bajo
reglas más parejas, favoreciendo la pluralidad política.
Sin embargo, también ha sido
objeto de críticas debido a casos de corrupción, dependencia económica excesiva
del Estado y la percepción pública de opacidad en el manejo de estos recursos.
Esta situación puede afectar la confianza ciudadana en los partidos políticos y
en el sistema democrático en general.
Además, el financiamiento
público se complementa con mecanismos de fiscalización rigurosos que supervisan
el origen, monto y destino de los recursos, para evitar abusos y asegurar
transparencia y equidad en la contienda electoral.
El financiamiento público
garantiza que los partidos cuenten con los medios para mantener estructuras
políticas, realizar campañas y fortalecer la participación ciudadana a través
de sus actividades. También se promueven recursos para liderazgos políticos de
mujeres y jóvenes.
Al mismo tiempo, esta
dependencia de fondos públicos puede provocar una menor creatividad y capacidad
de obtención de recursos propios, reduciendo la autonomía financiera de los
partidos.
La representación y
participación de los partidos políticos en México se garantiza con un marco
normativo tanto a nivel federal como local, donde cada estado establece sus
reglas específicas respetando lineamientos generales constitucionales.
El financiamiento público se
distribuye parcialmente de manera igualitaria (por ejemplo, un 30% se reparte
igual entre partidos) y parcialmente según la votación obtenida en la última
elección (70%), lo cual refleja la fuerza política regional y nacional de cada
partido.
Asimismo, para asegurar la
inclusión de diferentes sectores, existen disposiciones para fomentar la
participación política de grupos como mujeres y jóvenes, y mecanismos para que
los partidos tengan representación y presencia efectiva en todos los estados y municipios,
lo que contribuye a que la diversidad regional tenga espacio en los procesos
electorales y en las instituciones políticas.
Debe garantizarse que los
programas sociales no sean utilizados por los partidos políticos, en este caso
el partido en el poder, no debe coaccionar a los grupos sociales beneficiados y
mucho menos amenazarlos con retirarles los beneficios si no se comprometen a
apoyar a un determinado color político.
El financiamiento público en
México ha sido hasta el momento un
instrumento clave para la estabilidad y pluralidad del sistema político, pero
enfrenta el reto de equilibrar la equidad financiera con la transparencia, la
rendición de cuentas y garantizar la representación efectiva de la diversidad
regional y social del país, pues al permitirse el financimiento de otro tipo no
se asegura una competencia justa y equilibrada de los diferentes actores
políticos.
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*Maestro en comunicación por la
Universidad Iberoamericana, de la cual formó parte del claustro de profesores
de la Licenciatura en Comunicación, así como de la Universidad Anáhuac, campús
norte de CDMX.