Desde el Café
Bernardo Gutiérrez Parra
Este miércoles en la Universidad Veracruzana, comenzó
lo que puede ser el preámbulo de un estallido universitario si el rector Martín
Aguilar Sánchez insiste en eternizarse en el cargo. A las 7:00 horas
académicos, empleados y estudiantes protestaron en el edificio de Rectoría para
rechazar la “prorroga” de cuatro años que pretende Martín a pesar que de los
estatutos se lo impiden, entre otras cosas porque no contemplan ninguna prórroga.
“El antídoto no es la resignación, sino la
movilización. Liberemos a la Universidad, recuperemos su autonomía, la UV no se
secuestra”, dijo el investigador del Centro de Investigaciones Biomédicas de la
UV, Alejandro León, que calificó de ilegal la prórroga autorizada por la Junta
de Gobierno, que le está abriendo la puerta a Aguilar Sánchez para que ejerza
como rector hasta el 2029.
El investigador agregó que si sus compañeras y
compañeros han guardado silencio no es porque aprueben la reelección, sino por
miedo a las represalias de Aguilar Sánchez que cuenta con poder “para silenciar
a la comunidad por las buenas, las no tan buenas o por las malas”. Pero advirtió:
“somos la prueba de que habrá movilización”.
Los inconformes pidieron hablar con el rector a quien
le llevaban un pliego con peticiones entre las que destacan la disolución de la
Junta de Gobierno, su reemplazo por un órgano imparcial, la designación de un rector
o rectora interino y la emisión de una convocatoria para elegir a un nuevo titular
de la UV para el periodo enero 2026-diciembre 2029.
Pero el rector por supuesto no se presentó. En su
lugar mandó una comisión encabezada por el docente del Instituto de
Investigaciones Histórico Sociales (IIHS), Leopoldo Alaffita y la secretaria de
Desarrollo Institucional, Jaqueline del Carmen Jongitud Zamora que se supone,
dialogarían con los manifestantes, pero no hubo tal diálogo porque Alaffita
dijo que se declaraban “incompetentes” para atender el pliego petitorio.
Esto generó rechiflas y abucheos de los estudiantes mientras
la ex rectora Sara Ladrón de Guevara les gritaba “¡tramposos!”.
Otro ex rector, Raúl Arias Lovillo, los acusó de
incongruentes: “Nosotros aceptamos (dialogar), estamos dispuestos al diálogo, y
ahora resulta que no tienen competencia y que no pueden dialogar. Es la prueba
fiel de que estamos ante una administración universitaria que miente y no se
cansa de utilizar el autoritarismo”.
Lo cierto lector, es que Martín Aguilar y sus
muchachos no quieren hablar con nadie, tampoco quieren saber nada de las leyes
que rigen a la UV y menos de los estatutos que prohíben su reelección porque se
pasa en la edad. El tipo ya está viejo para dirigir una institución tan
importante. Lo que le importa es el agandalle y el abuso de autoridad que la
dócil y leguleya Junta de Gobierno lo está ayudando a cometer y que culminará
con su reelección el próximo 1 de septiembre.
Pero no la tiene tan fácil.
Reitero, la protesta de ayer puede ser el preámbulo de
algo más grueso generado por un capricho, violaciones a la ley y abuso de poder.
Martín Aguilar ya tuvo su oportunidad y está entregando
una universidad físicamente destrozada, (nomás hay que ver las instalaciones en
Coatzacoalcos disque recién rehabilitadas pero que están del nabo), convertida
en un nido de porros y con una calidad educativa que en su cuatrienio sufrió un
atraso de veinte años.
Pero el señor quiere una “prórroga” de otros cuatro
años para terminar la “transformación” de UV.
Futa…
Martín le está jalando los bigotes al tigre que ayer
dio una muestra de que está despertando. Si está minimizando la fuerza de la
comunidad universitaria a la que tiene amenazada, qué mal anda este sujeto. Si los
universitarios pusieron en jaque al sistema político de este país en 1968,
también han echado de las universidades a rectores ineptos, tramposos, porros y
abusivos.
Aguas; sobre aviso no hay engaño.