Las noticias de Veracruz en Internet


miércoles, 17 de diciembre de 2025

El día que los alamenses se despertaron “huérfanos”

 


Desde el Café 

Bernardo Gutiérrez Parra 

Quienes visitaron Álamo después de la inundación del 10 de octubre (ya sea para prestar ayuda o por puro chinche morbo), fueron recibidos por “El Colotero” un imponente y emblemático monumento que se convirtió en orgullo de los alamenses desde el 2004. 


Inclinado hacia adelante, descalzo, con los pantalones arremangados arriba de las rodillas, desnudo del torso y con un colote sobre sus espaldas del que vaciaba decenas de naranjas, la obra del escultor pozarricense Miguel Vargas Martínez tenía 15 metros de altura y estaba asentada sobre una base de 230 metros de longitud, hasta que sucedió la de malas. 


Este martes a eso de los 8 de la mañana, un estruendo rompió la tranquilidad en la calle Quintana Roo esquina con un tramo de la carretera México-Tampico donde estaba instalado el monumento. El estruendo lo provocó el colapso del Colotero que se vino abajo veintiún años después de ser colocado en ese lugar. Y si digo colocado es porque nadie lo inauguró. 


La escultura representaba un atractivo turístico para Álamo (un lugar que no tiene muchos atractivos que ofrecer), pero era ante todo, un reconocimiento a los campesinos que trabajan diariamente en el cultivo y cosecha de la naranja, cítrico que es el motor principal de la economía del municipio.


“Se convirtió en parte de nuestra identidad porque el cultivo de la naranja está arraigado en Álamo desde hace siglos. Nueve de cada diez campesinos se dedican a esta actividad que han heredado a sus hijos, nietos, bisnietos, tataranietos...”, me dijo un colega. 


El Colotero llegó a ser tan importante para los alamenses que se convirtió en punto de reunión (nos vemos en el Colotero); en punto de referencia (ahí por donde está el Colotero); en parada de autobuses, (la parada del Colotero) y en escenografía para fotos y videos de bodas, 15 años, graduaciones y hasta primeras comuniones (Qué fotos de estudio ni qué mis tompiates, vamos a retratar a mi ahijao en el Colotero).


Por veintiún años el imponente gigante hecho de acero y hormigón aguantó de todo, hasta balazos. Durante unas labores de mantenimiento se encontraron impactos de bala en el cuerpo del colotero y en el cesto cilíndrico que se elabora con tiras de carrizo reforzado con cuero; el famoso colote. Aunque nada como para preocuparse. 


Pero este martes se vino abajo, aparentemente como consecuencia del reblandecimiento de tierra ocurrido tras el diluvio del 10 de octubre. 


“No quiero sonar cursi, pero a pesar de las pérdidas materiales que hubo en la ciudad y de los millones de pesos que se perdieron porque el 90 por ciento de los naranjales quedaron bajo el agua, el Colotero nos daba para arriba; era para nosotros un ejemplo de trabajo y perseverancia. Pero con su derrumbe nos sentimos como huérfanos”, me dijo el colega. 


Enterada del hecho, la gobernadora Rocío Nahle escribió en sus redes: “El Colotero es una obra emblemática del municipio de Álamo, conocido como la capital de la naranja. Debido a las pasadas lluvias torrenciales, el monumento quedó fracturado y hoy lamentablemente colapsó. Vamos a levantar una réplica con el mismo diseño del maestro Vargas”. 


Que así sea. 


bernagup28@gmail.com