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domingo, 21 de diciembre de 2025

Autocrítica: el precio político de su ausencia; MORENA como consecuencia de los errores suicidas del PRI…

 CLAROSCUROS

PARTE III



José Luis Ortega Vidal

(1)

Dentro y alrededor de la idea de la autocrítica ausente en el universo político mexicano –el de siempre y el actual- coexiste una concatenación de argumentos.

Escribí en el CLAROSCUROS previo este párrafo:

 

“El caos político en el México actual surge de una contradicción esencial en nuestra historia reciente: sacamos al PRI del poder por su vocación antidemocrática; el PAN tomó la estafeta vía los comicios democráticos del año 2000, y continuó la elección polémica del 2006.”

 

(2)

El priismo encabezado –simbólicamente, en apego a su tradición histórica- por Enrique Peña Nieto, volvió a fallar; demostró al país durante el sexenio 2012-2018 que hijo de dinosaurio es dinosaurito…

(3)

César Duarte Jáquez en Chihuahua y Javier Duarte de Ochoa en Veracruz, contribuyeron asquerosamente al hundimiento del priismo en su segunda oportunidad histórica…

Nos demostraron que el ADN de la corrupción forma parte de la clase política tricolor y hoy lo pagan con cárcel.

Los Duarte son apenas dos ejemplos en una historia donde los nombres de Enrique Peña Nieto, Emilio Lozoya Austin, Luis Videgaray Caso, entre otros, conforman un listado de saqueo e impunidad que condujo al hartazgo y al Nunca Más que la sociedad mexicana firmó contra el PRI.

La mayoría de electores apostó por el movimiento encabezado por Andrés Manuel López Obrador.

La lucha histórica de AMLO como líder nacido en el PRI de los años 70s del siglo pasado, para sumarse a la corriente democratizadora del partido tricolor encabezada por Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, Porfirio Muñoz Ledo, Ifigenia Martínez y Hernández, durante los años 80s e impulsar el nacimiento del Partido de la Revolución Democrática (PRD), forma parte de antecedentes clave en el arribo de la izquierda al poder.

 

(4)

Los siete años de MORENA al frente del gobierno federal constituyen un buen momento para reflexionar sobre la autocrítica ausente en nuestra nueva clase política, pero también lejana de la sociedad civil de México.

Va de nuevo la cita:

 

“El caos político en el México actual surge de una contradicción esencial en nuestra historia reciente: sacamos al PRI del poder por su vocación antidemocrática; el PAN tomó la estafeta vía los comicios democráticos del año 2000, y continuó la elección polémica del 2006.”

 

(5)

¿Por qué la insistencia en este párrafo?

A diferencia de los comicios del 2006, tras las elecciones del 2012 Enrique Peña Nieto llegó al poder legitimado por la mayoría de votos; mientras Andrés Manuel López Obrador se quedó con el tercer sitio, a la zaga del PAN que perdía el poder luego de doce años de gobierno con Vicente Fox y Felipe Calderón.

Tras el sexenio de Peña Nieto, AMLO volvió a tomar aliento como el líder de masas que fue en la elección del presunto fraude (2 de julio 2006), para aplastar a todos, priistas y panistas, aquel histórico primero de julio del 2018.

(6)

He aquí un punto medular para la reflexión y análisis: López Obrador fue perseverante; Andrés Manuel demostró una vez más ser un líder al más alto nivel y como pocos en el siglo XX mexicano…

Creador de MORENA, condujo a masas diferentes a las dominadas por el PRI durante sus setenta años de poder, a un relevo democrático encabezado por un líder y no por una estructura partidista añeja: él mismo.

Ahora bien, esta descripción expone una ecuación política incompleta del México del año 2018; porque la coyuntura del priismo sumido en su propia podredumbre permitió a Andrés Manuel López Obrador llegar a la meta en su tercer intento.

(7)

La lucha de AMLO fue histórica y obtuvo un triunfo legítimo, sí…

Pero el PRI corrupto, ineficaz, dividido, quebrado ideológicamente en su segunda oportunidad al frente del timón del Estado, puso su propia cabeza en bandeja de plata y la entregó a MORENA, un movimiento político que al mes de diciembre del 2025 aún no termina de convertirse en partido político pleno…

(8)

MORENA, además, no es un movimiento político ni un partido autocrítico; lo que se traduce en su ausencia democrática; en su vocación corrupta; en su control de masas vía el reparto de dinero –BIENESTAR-, como el PRI lo hizo en su momento y lo operaron los priistas hoy vestidos de guinda y colocados en puestos esenciales de la maquinaria partidista y burocrática que nos gobierna…

¿Y la sociedad civil y su autocrítica?

¿Somos conscientes de nuestros errores como votantes una y otra y otra vez?

CONTINUARÁ