Este 20 de junio haremos memoria del asesinato de los padres Joaquín Mora y Javier Campos, así como del guía de turistas Pedro Palma, sucedido en el templo de San Francisco, Municipio de Cerocahui, Chihuahua.
Este acontecimiento dio origen al Diálogo Nacional por la Paz, un movimiento que ha dado lugar a una Agenda Nacional por la Paz y diversos espacios de diálogo entre actores locales, estatales y nacionales para construir la paz. Convocamos a realizar algunas acciones el 20 y 22 de junio del presente año.
Trabajar sin descanso por la paz desde cada rincón del país
Declaración del Diálogo Nacional por la Paz en su tercer aniversario
Frente a un país herido por la violencia, el Diálogo Nacional por la Paz es una apuesta por la vida,
por la justicia y por la verdad que se resiste a normalizar el horror y se atreve a imaginar otro México
posible. Es la suma de voluntades que desean recuperar la paz desde abajo y en diálogo con todos los
sectores.
El diagnóstico de seguridad, justicia y tejido social en el que participaron más de 15 mil
personas en todo el país y que dio lugar a la Agenda Nacional de Paz, constata que tenemos más de
18 años atravesados por una violencia que, lejos de detenerse, nos arrolla; que el tejido social se
fragmenta con la desconfianza, el miedo y la indiferencia en la ciudadanía; que las instituciones
muestran una debilidad tambaleante, como lo exhiben la crisis del sistema de justicia y unas fiscalías
invadidas de corrupción e impunidad; que la seguridad, en gran parte del territorio, hace tiempo que
no significa nada distinto a redes de macrocriminalidad, en donde Teuchitlán, Salamanca, Culiacán,
campos de exterminio, desplazamientos, 125,000 desapariciones forzadas, asesinatos de funcionarios,
candidatos y defensores invaden el imaginario colectivo; y que nos empeñamos en comprometer el
presente y el futuro de niñas, niños y adolescentes.
Hace tres años iniciamos este camino. No nos detendremos, porque la paz es una
responsabilidad común, un llamado ético al que no podemos ni querermos renunciar. No buscamos
venganza, queremos justicia. No queremos silencio, pedimos verdad. No nos vence el miedo, nos
mueve la esperanza. No queremos tener que buscar a quienes nos son arrebatados, ni enterrar a
quienes les han arrancado la vida.
En este camino se han sumado miles, pero necesitamos ser millones. Por eso, en esta
inmensidad de incertidumbre, hacemos un llamado a cada mexicana, a cada mexicano en todos los
rincones del país a formar un “nosotros” amplio, diverso, valiente, capaz de arropar, de exigir, de
denunciar y de trabajar para detener la violencia y construir la paz. Un “nosotros” sólido y articulado
que pueda ser contrapeso de abusos, capaz de trazar un norte más allá de las violencias y de ponerse
en marcha hacia un país habitable.
Un “nosotros” que camine en estas direcciones:
• Formarnos y capacitarnos hasta convertirnos en quienes necesitamos ser, como individuos y
como sociedad, para estar a la altura de los retos que tenemos delante.
• Vincularnos para tener la certeza de que no estamos solos, para sumar miradas plurales y
amplias que permitan acompañar el dolor, proponer, exigir, denunciar y organizarnos.
• Impulsar proyectos locales en escuelas, parroquias, centros comunitarios, barrios, empresas,
familias que nos recuerden, desde las comunidades, que un futuro mejor es posible.
• Incidir en políticas públicas incursionando en mesas de diálogo que exijan incorporar miradas
ciudadanas, que promuevan la transparencia y rendición de cuentas, la colaboración y el
trabajo serio y articulado.
• Nombrar la paz y desechar toda forma de construcción de paz que solo sea un enunciado o
acciones aisladas que no generen capacidades locales ni esfuerzos sostenidos.
• Por parte del gobierno, detener, denunciar y sancionar los vínculos de todos los niveles de
gobierno con la delincuencia; reformar las fiscalías estatales; atender la crisis forense y la de
desaparecidos; fortalecer las instituciones, la división de poderes y las policías municipales;
eliminar corrupción de las prisiones; atajar la impunidad que ronda el 95% de los delitos
cometidos; establecer una política clara de transparencia y rendición de cuentas; y
mecanismos para trabajar con la ciudadanía.
En memoria de quienes ya no están y por el futuro de quienes aún no llegan, es imperioso
seguir caminando de la mano hasta lograr que nadie necesite ser valiente para habitar estas
tierras que son nuestro país.
México, junio 2025
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