Adalberto Tejeda Martínez
Fundó el semanario
“Protesta» contra la invasión estadunidense a Guatemala en 1954;
posteriormente se publicó desde ciudades de México donde había problemas
sociales que denunciar. En esta y otras empresas periodísticas coordinó las
plumas de Enrique Ramírez y Ramírez, Renato Leduc, Alberto Domingo, Antonio
Caram y Alberto Beltrán, entre otros: viejos autores de viejos tiempos que los
jóvenes lectores pueden consultar en internet.
En 1959 reportó la
entrada de los rebeldes a La Habana y se quedó ahí ocho años. Fundó, con el
argentino Jorge Ricardo Masetti, la agencia informativa «Prensa Latina»,
para la que contrató de reportero a Gabriel García Márquez.
Regresó de Cuba en
1967. Fue gerente en Veracruz del Banco Nacional de Crédito Ejidal y dirigente
del movimiento cañero de 1972 que lo llevó a la cárcel unos meses. En el estado
publicó en «El Dictamen», «Diario de Xalapa»,
«Política» y en «Punto y Aparte»,
desde la fundación del semanario en 1978 hasta que don Armando dejó la máquina
de escribir y la vida.
Son de recordarse
sus reportajes de la triunfante revolución Sandinista, a inicios de los
ochentas, cuando junto con Sergio González Levet cruzó medio México y
Centroamérica en un Renault 18 de media vida. Después sus temas recurrentes
fueron el agro y el medioambiente veracruzanos. Van algunos párrafos de «Veracruz
en la Locura»:
… “las señaladas
actividades productivas veracruzanas, ¡viven lamentablemente, desgraciadamente
ancladas en el pasado! Y mientras quienes en ellas participan de una o de otra
manera, directa o indirectamente, no sean capaces de sacudirse su ancestral
modorra, terminarán -y muy pronto- sepultados en las ruinas de esos sus
propósitos frustrados. Y esto, en perjuicio del Veracruz de hoy y de mañana.
“La gravísima
responsabilidad de esa nada lejana tragedia social, ciertamente correspondería a
quienes trabajan y viven de la caña de azúcar, del café y del ganado vacuno
-actividades productivas sometidas a los efectos devastadores de una crisis
profunda y ya muy prolongada-, pero implicaría inevitable e inexorablemente, en
igual o mayor medida, a los gobernantes veracruzanos de ayer y hoy. No existe
escapatoria posible…”.
Estas papas
calientes han sido motivo de luchas varias de la sociedad civil veracruzana de
las que don Armando fue pionero pero no profeta fuera de su tierra. El actual
gobierno estatal las heredó y ahora son suyas: las enfrenta o las elude y que
sigan minando a Veracruz.