Adalberto Tejeda-Martínez
Toledo como
secretario calló ante las devastaciones ambientales que significan la refinería
de Dos Bocas, el Tren Maya, el carbón y el combustóleo para las
termoeléctricas. Hizo tres declaraciones importantes como Secretario: que “las
gigantescas aspas (de los aerogeneradores) giran para atrapar el aire de los
territorios indígenas” (5 de junio 2020), lo que no sabemos si fue una metáfora
infortunada o una declaración de fe en el demonio privatizador y abusivo; también dijo
que “Uno de los grandes mitos que hay que echar abajo para poder avanzar
es el del papel de la ciencia, junto a otros como la función positiva del
mercado, la eficacia de la democracia parlamentaria, la existencia de los
partidos políticos y el desarrollo y crecimiento económico”
(https://www.eluniversal.com.mx/opinion/omar-vidal/la-4t-y-el-medio-ambiente).
Luego vino una filtración de su manifiesta incompatibilidad
con otros funcionarios del gabinete, y al final sintió que lo invadió el
estrés. Pero lo esencial, las agresiones al ambiente reiteradas por el Gobierno
federal, nunca las tocó. Se fue con menos gloria de la que tenía cuando llegó.
Por su parte, el
Presidente dijo en su segundo informe que “hemos decidido cuidar el medio
ambiente como nunca lo hicieron los anteriores Gobiernos”.
Pues se está
haciendo tarde, porque ya van tres titulares del ramo en dos años y no se ve
una política ambiental clara, sino todo lo contrario.