
Ya se infectaron el príncipe Carlos y el primer ministro de
Gran Bretaña, también varios gobernadores mexicanos, y muchos personajes
relevantes en todo el mundo. ¿Por qué no podría alcanzar el COVID-19 al
presidente Andrés Manuel López Obrador? Toquemos madera para que no ocurra.
Sería grave en estos momentos de crisis.
Se ha resistido a tomar las medidas de prevención
recomendadas por autoridades y expertos en la materia a pesar de no estar
exento de contagio… como si deseara ser víctima o mártir. Tiene más de 66 años.
Es vulnerable pero no se cuida. Puede ya estar infectado y no saberlo, porque
en su infinita necedad se niega a someterse a la prueba.
¿Qué procedería? ¿Quién asumiría el mando temporal? ¿Desde el
hospital seguiría gobernando? ¿La secretaria de Gobernación? ¿El de Salud? ¿El
presidente de la Suprema Corte de Justicia? ¿Ricardo Monreal? ¿El secretario de
la Defensa Nacional?
La Constitución establece en su artículo 84:
--En caso de falta absoluta del Presidente de la República,
ocurrida en los dos primeros años del sexenio, si el Congreso estuviere en
sesiones, se constituirá en colegio electoral y nombrará, en escrutinio secreto
y por mayoría absoluta de votos, un Presidente interino. Y expedirá, dentro de
los diez días siguientes, la convocatoria para la elección del Presidente que
deba concluir el periodo respectivo.
--Si el Congreso no estuviere en sesiones, la Comisión Permanente
nombrará un Presidente provisional y convocará a sesiones extraordinarias al
Congreso para que éste, a su vez, designe al Presidente interino y expida la
convocatoria a elecciones presidenciales.
Lo anterior sería en caso de ausencia absoluta. ¿Y si es por dos
meses o por menos? Entonces por ley lo sustituiría el o la secretaria de Gobernación
en turno.
Políticos, politólogos y analistas coinciden en que en los
hechos quien se perfila para tomar el control es, ¡aunque no lo crean!, el
canciller Marcelo Ebrard Casaubón.
¿Por qué el secretario de Relaciones Exteriores y no la de
Gobernación, Olga Sánchez Cordero? Por decisión por sí y ante sí del propio
López Obrador. Tal vez le vea más capacidad… o vayan a saber por qué le tendría
mayor confianza a Marcelo.
Por fortuna el Coronavirus ha respetado hasta ahora al
presidente y esperamos que continúe salvo y sano. No es conveniente cambiar de
caballo a mitad del río y menos si las aguas están crecidas y turbulentas por terrible crisis.