IMPRONTA
Carlos Miguel Acosta Bravo*
El impacto en la Industria Automotriz (el sector
más afectado) para las marcas Chinas y Coreanas (Hyundai, Kia, BYD, MG, Chirey,
Geely, etc.) se traducirá en un incremento directo de costos: El arancel del
25% o 50% (dependiendo del origen) se trasladará directamente al precio de
venta al público. Un auto que costaba $300,000 MXN podría aumentar entre
$75,000 y $150,000 MXN. Lo cual se traduce en pérdida de competitividad: Su
principal ventaja en el mercado mexicano ha sido la relación calidad-precio.
Este impuesto erosiona significativamente esa ventaja, haciendo que sus
productos sean menos atractivos frente a competidores establecidos.
Posible desaceleración o reevaluación de
inversiones: Las marcas que planeaban expandir su presencia en México (con más
concesionarios, marketing, etc.) podrían frenar sus planes. Algunas incluso
podrían considerar posponer o cancelar proyectos de plantas de manufactura en
el país si sus ventas se desploman.
En cambio para las marcas establecidas en México
(General Motors, Ford, Stellantis, Nissan, Volkswagen, Toyota, etc.) será un beneficio
competitivo: Son los grandes ganadores a corto plazo. Sus productos, fabricados
localmente (en su mayoría), se volverán relativamente más baratos en
comparación con los importados de Asia. Potencial aumento de cuota de mercado:
Es probable que capturen a los clientes que ya no puedan permitirse un auto Chino
o Coreano o que prefieran optar por una marca con mayor historial en el país.
Presión para no aumentar precios: Aunque tienen menos competencia, el mercado
sigue siendo sensible al precio. Es posible que se contengan subidas de precios
para capitalizar al máximo la situación.
Para los consumidores habrá menores opciones y
precios más altos: El consumidor final es el gran perdedor en términos de
oferta y precio. Se reduce la diversidad de opciones en el mercado,
especialmente en segmentos donde los asiáticos eran muy fuertes (como los SUV
compactos y los eléctricos/eléctricos híbridos).
Freno a la electrificación, China es líder mundial
en vehículos eléctricos de bajo costo. Este impuesto frena significativamente
la adopción de tecnologías más limpias al encarecer las opciones más
accesibles, retrasando la transición energética del parque vehicular mexicano.
Para la inversión y empleo a largo plazo
significará un incentivo a fabricar localmente ("Nearshoring"): Este
es el objetivo principal del gobierno. La medida es un fuerte incentivo para
que las marcas Chinas y Coreanas aceleren planes de fabricación en México, lo
que generaría inversión y empleos locales. Hyundai ya tiene una planta en
construcción en Nuevo León, lo que la protegería de este impuesto.
Riesgo de represalias, existe la posibilidad de que
China o Corea del Sur implementen medidas recíprocas contra exportaciones
mexicanas, aunque este riesgo es moderado debido a los tratados comerciales que
México tiene con otros bloques (como el T-MEC).
Existe un probable impacto en otros sectores
(Acero, Aluminio, Bambú, etc.) Industria
nacional protegida: Los productores mexicanos de acero y aluminio se
beneficiarán de una menor competencia extranjera, lo que podría permitirles
aumentar sus precios y producción.
Mayores
costos para industrias transformadoras: Las empresas mexicanas que utilizan
acero, aluminio u otros productos importados como insumos para fabricar otros
bienes (desde autopartes hasta muebles) verán aumentar sus costos de
producción. Esto podría hacerlos menos competitivos a su vez, tanto en el
mercado local como de exportación.
Impacto
macroeconómico e inflacionario presión inflacionaria: El aumento en el precio
de los autos y de los insumos industriales (acero, aluminio) contribuirá a
mantener alta la inflación general en México. El transporte es un componente
clave del índice de precios al consumidor.
Posible
reducción en las importaciones: Al encarecer los productos importados, el
gobierno busca reducir el déficit comercial con estos países y fortalecer la
balanza comercial de México.
Relación con
socios comerciales: La medida refuerza la alineación de México con los
intereses comerciales de Estados Unidos, que también ha impuesto fuertes
aranceles a los autos y acero chinos. Es una forma de proteger la integración
del T-MEC.
Los ganadores ante esta medida serán las ensambladoras
de autos establecidas en México (General Motors, Ford, VW,Nissan, etc.) para
los consumidores se traduce en (menos opciones, precios más altos), así como productores
nacionales de acero y aluminio marcas automotrices chinas y coreanas (ventas
más bajas). Se potencia el empleo en la industria automotriz local
(potencialmente) Industrias que usan insumos importados (mayores costos de
producción). El Gobierno potencia aumento de recaudación por ISAN y otros
impuestos, así como una transición a
vehículos eléctricos se encarecen las opciones accesibles.
En síntesis el impuesto es un arma de doble filo. A
corto plazo, protege la industria nacional y las inversiones existentes, pero
castiga al consumidor con precios más altos y frena la innovación. A largo
plazo, su éxito dependerá de su capacidad para forzar a las empresas
extranjeras a invertir y producir localmente, transformando una medida
proteccionista en un imán para la inversión y la generación de empleo, sin
descuidar las posibles repercusiones inflacionarias y comerciales.
Comente u opine a:
Maestro en comunicación por la Universidad
Iberoamericana, de la cual fue integrante del cuerpo académico de la
Licenciatura en comunicación, así como de la Universidad Anáhuac, campús norte
CDMX.
