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¿Cuál fue el motivo real que obligó al
presidente a viajar?
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¿Se va a practicar los exámenes de salud del
COVID-19?
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¿Insistirá DT en que México pagará el
muro fronterizo?
Por Miguel Angel Cristiani Gonzalez
Varias
interrogantes han quedado sin respuesta, en el tema de la -entrevista,
invitación o compromiso- de la visita del presidente de México Andrés López
Obrador a la Casa Blanca en Washington para dialogar con el presidente -en
campaña electoral- Donald Trump, con el pretexto de entrada en vigor del
tratado comercial entre Canadá, Estados Unidos y México.
Como es bien
sabido, el presidente López Obrador en sus dos años de gobierno se había
mostrado reacio a viajar al extranjero y no es solo por no usar el Avión
Presidencial que sigue sin poder ser vendido -pero esa es otra historia- sino
porque considera que “haciendo bien las cosas aquí, allá también van a ir bien”,
pero ahora surge la primera interrogante: ¿Cuál fue el motivo real que obligó al
presidente a cambiar de opinión, lo cual ya es de por sí muy difícil de lograr?
Acaso fue
por una “invitación” que le hizo el presidente de los Estados Unidos -que
aunque faltan varios meses para la elección- trata de mostrar que tiene el
apoyo del presidente de México.
¿No le
informó el fino -por lo de los relojes finos que usa- secretario de Relaciones
Exteriores, Marcelo Ebrard de las consecuencias que puede tener esa visita en
caso de que Donal Trump no logre la reelección.
Otra interrogante
que flota en el ambiente es si el presidente Donald Trump en su discurso ante
los medios -que no es lo mismo que la conferencia mañanera- volverá a insistir
en que México pagará por la construcción del muro fronterizo.
Tampoco se
sabe si habrá de agradecer a López Obrador por haber mandado a bloquear la
frontera el sur, con la Guardia Nacional para evitar la entrada de indocumentados
hacia los Estados Unidos.
Por su parte
se esperaría que López Obrador insista en el tráfico de drogas y armas, que en
la conferencia mañanera de hoy viernes se denunció que la entrada de 567 armas
diarias a México, desde llamadas ligeras hasta fusiles Barrett, como los que se
usaron en el atentado al secretario de seguridad en la Ciudad de México, que
por lo visto traspasan hasta las camionetas blindadas y se encuentran por todas
partes.
Tampoco
habrá de pronunciarse nada sobre el tema de la deportación de indocumentados
mexicanos, que por millones, se encuentran del otro lado de la frontera con el
terror y la amenaza de ser deportados en cualquier momento.
Y como el
presidente López Obrador no sabe hablar ni mucho menos entiende el idioma
inglés, pues dependerá de lo que le traduzca el fino secretario de Relaciones Exteriores
Marcelo Ebrard y del matiz que le quiera dar a la conversación.
Así las
cosas, si Marcelo Ebrard quiere, le puede decir, por ejemplo a Donald Trump que
él es el hombre de más confianza de López Obrador, incluso que podría ser el
próximo candidato a la presidencia de la república y aquel, ni por enterado.
Igual, no se
sabe si ya fue enterado el presidente López Obrador de los rigurosos requisitos
de salud que tienen que cumplir todos -absolutamente todos- quienes vayan a
entrar a la oficina oval del Presidente Donal Trump.
Porque allá
en Washington no se andan con medias tintas -máxime ahora con la pandemia del
COVID-19- pero ya desde abril, The Washington Post publicó que todos los
visitantes a la Casa Blanca tienen que hacerse la prueba de Covid-19 antes de
ver a Trump, aún si se sienten sanos.
Eso tuvo que
hacer el mismísimo presidente de Polonia, Andrzej Duda, quien visitó la Casa
Blanca el 24 de junio, y fue el primer visitante extranjero en ver a Trump
después de meses de pandemia. El mandatario Duda y toda la delegación que lo
acompañó a la Casa Blanca, se hicieron las pruebas antes de llegar a
Washington, pero llegaron con su resultado negativo.
Las pruebas de
salud que se tendrán que hacer quienes integran la comisión mexicana son
provistas por el Laboratorio Abbot. “Ustedes pueden ver todas esas máquinas
aquí, son increíbles esas máquinas”, les dijo Trump a periodistas durante un
briefing el 11 de mayo en la Casa Blanca. “No hay ningún lugar en el mundo que
tenga este tipo de equipo”. Es una prueba de 5 a 15 minutos, altamente
sofisticada, muy rápida y muy buena.
Así las
cosas, el presidente López Obrador que hasta la fecha se ha declarado renuente
a practicarse las pruebas de salud para detectar el COVID-19, ahora sí a la de
a fuercitas, tendrá que pasar la prueba, para poder entrevistarse con su
similar norteamericano.
A ver cual
es la versión que nos dan a conocer.
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