Livia Díaz Xalapa
Jorge Viera, quien reportea a diario desde la ciudad de
Nueva York ha dicho este lunes por la mañana, que los que están muriendo en la
ciudad son principalmente latinos y varones, en edad productiva.
Entre reporte y reporte deja entrever el relajo que se traen
el alcalde y el gobernador, y de vez en cuando el presidente, lo que termina
afectando a los ciudadanos, que caen en cama, y al hospital, en alas
improvisadas para su atención, ubicadas en el Central Park, y de donde muchos
salen a camiones frigoríficos y de allí van a enterrarlos en la fosa común,
muchas veces sin siquiera ser despedidos por su familia.
Tan tristes noticias, que llegan todo el tiempo durante
los últimos días y semanas, ya no tienen tal impacto, o al menos, no es lo que
la gente ve.
En México, y propiamente en esta colonia en Xalapa, aún
pervive la incredulidad. No se ve a madres y padres encerrados con sus hijos,
al contrario, saliendo a las compras, los centros comerciales, las tiendas, las
áreas comunes, como si nada y nadie, sin cubrebocas ni indicios de que lo
usarán.
Viera, cuyo canal de Facebook es de acceso público y
transmite a cualquier hora del día o noche desde la Gran Manzana, dijo que
según los informes recientes, la mayoría de latinos que murieron y que se han
contagiado del virus Covid19, vivían hacinados, en cuarterías o como quien dice
como nosotros, en bola. Y él, por ser latino también, está muy dolido por esta
situación que aún persiste en algunos aspectos. Dentro de su reporte contó hoy
que en el metro se la pasan viajando los que no tienen hogar, dichos
indigentes, que no han podido salir de las calles, aunque los políticos citados
se la pasen diciendo que pagarán hoteles o les darán otra alternativa de
alojamiento, y en el vagón van viajando con trabajadores del estrato
"indispensable" el despachador de la gasolinera, el lavandero, el
lavatrastes de hoteles, restaurantes, hospitales y así... El sector más
golpeado.
LA HAMBRUNA
Citó que esto pasa tanto en Manhattan, Queens, El Bronx,
Nueva York Centro a los pobres, mientras los ricos se fueron a sus casas de
Washington Heights. Al mismo da a conocer mesas en donde asociaciones le dan a
las personas comidas, para conseguirlas tienen que hacer colas de ocho
manzanas, y entrevista a uno, evidentemente mexicano que busca en donde haya
con qué alimentar a sus tres niños, pues lo despidieron de su empleo. Luego las
calles, todas, vacías.
Interminables zonas, antes de comercio, ahora de espera.
¿Qué podemos hacer por nuestros paisanos? Quizá orar para que no nos vaya como
a ellos -dirían unos. Yo digo que cuidarnos para no fallarles, porque si a
pesar de ver lo que está pasando y su sufrimiento y desdicha, vamos a vivir lo
mismo, nadamás por la necedad de no entender que hay que hacer que el virus
salte lejos de nosotros, pues todo habrá sido en vano y no los mereceremos
nunca.
@editorahuasteca