Desde el Café
Bernardo Gutiérrez Parra
Es la primera vez en la historia que compiten por la
presidencia de los Estados Unidos dos ancianos que están más para el asilo o
para que los cuiden sus nietos, que para gobernar la nación más poderosa del
planeta. Uno es Joe Biden que tiene 77 años y el otro Donald Trump que busca la
reelección y carga con 74 años a cuestas. Es decir, 151 años en total.
El primer presidente considerado viejo en aquel país lo
fue William Henry Harrison, que llegó a la presidencia con 68 años y muchos
achaques, por lo que apenas duró 32 días en el cargo antes de que una pulmonía
fulminante se lo llevara en 1841.
El siguiente fue Ronald Reagan que asumió la
presidencia en 1981 con 69 años y once meses y se chutó dos periodos de
gobierno. Pero no compitió contra ningún viejo sino contra el presidente James
Carter que en ese tiempo tenía 57 años y en su reelección lo hizo contra Walter
Mondale que era un chamaco de 53.
Pero una elección entre dos septuagenarios jamás había
ocurrido en aquella nación y menos entre un anciano venerable pero aburrido
como un páramo y otro más loco que una cabra alcoholizada.
Las diferencias entre ambos saltan a la vista. Trump
es petulante, arrogante, arbitrario, majadero, lenguaraz, incita a la
violencia, es un mentiroso contumaz, sectario, separatista y racista. El
problema es que la mitad de los norteamericanos también son sectarios, separatistas
y racistas, de ahí que la nación esté polarizada y dividida también como nunca
en su historia.
Joe Biden en cambio es tranquilo hasta el pecado; un
tipo parsimonioso y sin chiste, pero es el menos malo de los dos.
¿Qué va a pasar hoy en las elecciones más competidas
de aquel país? Si lo supiera lector creme que no estaría tundiendo mi máquina
por unos cuantos pesos. Sería millonario vaticinando el futuro.
Aunque se prevé que si gana Biden por escaso margen, habrá
actos vandálicos de supremacistas, neonazis y ku klux klanes que azuzados por
Trump tomarán las calles alegando fraude (igual que sucederá en México con
Morena si la oposición gana por un margen cerrado en el 2021). Y aguas con esos
sujetos porque de diez, doce andan armados y son muy violentos.
Pero una vez que pase la polvareda y se declare un
ganador ¿qué va a pasar con México si repite en la presidencia Donald Trump?
No habrá cambios sustanciales, Andrés Manuel seguirá
siendo el ujier sumiso de Trump y bailará al son que le toque el güero
belicoso.
(Aquí déjame abrir un paréntesis lector para decir que
no existe en la historia de este país –y puedes consultarlo- un presidente más
arrodillado, dócil, manso y entregado a un mandatario gringo, que aquel que dijo
que le iba a enseñar cómo tratar a los mexicanos y hoy despacha en Palacio
Nacional. Esta mansedumbre que raya en lo vergonzoso, no se la va a dejar pasar
la historia al tabasqueño. Cierro el paréntesis).
Si gana Biden las cosas serán diametralmente opuestas
y no por Biden, sino por la futura vicepresidenta Kamala Harris, férrea
defensora de los derechos de los inmigrantes que –se comenta- le tiene tirria a
López Obrador por el trato que le ha dado a los centroamericanos que han
querido cruzar nuestro país y por su entreguismo a Donald Trump.
Ella y no Joe Biden, se convertirá en la peor
pesadilla del presidente mexicano, dicen algunos.
Mientras esto sucede, veamos qué pasa hoy en Estados
Unidos con un presidente dispuesto a lo que sea si el voto no le es favorable y
un candidato que amenazó con llevarlo a juicio si el voto le favorece.