Por Miguel Ángel Cristiani
El próximo miércoles 27 de agosto, el Rector rendirá su informe anual en las instalaciones del Centro de Actividades Deportivas (CAD). Hasta aquí, todo parecería parte del protocolo universitario habitual. Sin embargo, lo que llama la atención —y genera malestar— es la decisión de cerrar completamente el CAD desde la noche del martes 26 a las 23:00 horas y durante todo el miércoles, suspendiendo toda actividad académica, deportiva y recreativa sin excepción.
No se trata de cuestionar la importancia del informe. Pero sí es legítimo preguntar: ¿es necesario blindar un espacio universitario con tal rigidez?* El CAD no es un recinto privado ni un auditorio exclusivo para actos oficiales; es un espacio vivo, donde cientos de estudiantes entrenan, conviven, enseñan y aprenden cada día. Cancelar sus actividades por más de 24 horas para un evento institucional transmite un mensaje desafortunado: que la vida universitaria puede interrumpirse en favor del lucimiento de una administración.