IMPRONTA
Carlos Miguel Acosta Bravo*
La carta enviada el pasado 11 de
julio por Donald Trump a la presidenta Claudia Sheinbaum, en la que anuncia la
imposición de un arancel del 30%, guarda una relación directa con la
designación, por parte del Departamento del Tesoro de Estados Unidos,
de tres instituciones financieras mexicanas como “preocupaciones
principales por lavado de dinero”.
Esta conexión con las tres
instituciones bancarias ya identificadas: CIBanco, Intercam y Vector es
evidente, pero sus implicaciones aún no se han dimensionado por completo, a
pesar de la multa de 185 millones de pesos que ya impuso la Secretaría de
Hacienda a estas organizaciones financieras, las afectaciones vienen por dañar
la imagen y el prestigio principalmente por la desconfianza que se ha apuntado
a las operaciones y de que se ha puesto en riesgo su viabilidad a futuro.
El argumento central del
presidente Trump sostiene que México no ha desplegado esfuerzos
suficientes para combatir al crimen organizado y el tráfico de fentanilo.
Más allá de operativos y detenciones, una estrategia fundamental para enfrentar
al crimen organizado pasa por controlar efectivamente el lavado de dinero.
Encima declaró que las autoridades mexicanas están petrificadas por el narco.
Trump dijo: “Los narcotraficantes
y los criminales y los cárteles que tienen mucho que decir sobre México: quiero
ser amable al respecto, tienen controles muy fuertes sobre México, tenemos que
hacer algo al respecto. No pueden permitir que eso suceda, las autoridades
mexicanas petrificadas. Están aterradas de aparecer en su oficina, están
petrificados de ir a trabajar porqué los cárteles tienen un tremendo control
sobre México y los políticos y los candidatos electos”.
Esto deja claro que el gobierno
de Estados Unidos, desconfía del gobierno mexicano porque considera que existe
una infiltración grave del crimen organizado en diferentes estructuras
políticas. Encima está el caso de Hernán Bermúdez Requena, en el cual el
gobierno estadounidense ha manifestado un gran interés pues cae en el tema de
la administración de Trump pretende combatir: tráfico de drogas y de
combustible, con el involucramientro de actores políticos de alto nivel. En tanto
su gobierno continúa enviando señales de la desconfianza. El embajador de EUA
en México Ronald Johnson no se reunió con la gobernadora de Baja California
Marina del Pilar Tapia ni con el líder
del Senado Gerardo Fernández Noroña. Las autoridades mexicanas han
buscado conseguir la lista de quienes aparecen en la lista, pero los
estadounidenses no la han proporcionado al gobierno mexicano, pensando que esa
lista pudiera ser objeto de filtraciones que pongan sobreaviso a las personas
que están en la mira del gobierno de los EUA.
La tarea importante que
actualmente tiene Morena en las manos es decidir si pasa por alto el impacto
que están teniendo los escándalos y señalamientos o bien decide investigar a
tres figuras importantes del Morenismo: Adán Augusto López, Manuel Bartlett
Díaz y Marina del Pilar Tapia. Morena
hasta el momento ha sido complaciente y no han tomado la decisión de
expresar: esto si lo vamos a investigar o bien esto no lo vamos a tolerar.
Por su parte el ministro en
retiro José Ramón Cossío en su artículo en El País (17-07-2025) manifestó que
la agenda por la justicia de México se está realizando no en México, sino en
Estados Unidos y tienen un timing perfecto para mantener vigente las acciones
contra el narcotráfico y el huachicol, empezando con Ovidio Guzmán y siguiendo
con Ismael el Mayo Zambada para concluir en septiembre con Rafael Caro Quintero
lo cual permite identificar que se avizora que continuará la inestabilidad y
las presiones en la relación entre México y los Estados Unidos y también que
seguirá la incertidumbre e inestabilidad económica para México, y de que aún no
conocemos cuáles será el impacto real de los aranceles impuestos a los
productos mexicanos por el gobierno del presidente Trump y de cuáles serán las
nuevas acciones que Trump tiene reservadas para México.
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cacostabravo@yahoo.com.mx
*Maestro
en comunicación por la Universidad Iberoamericana, de la cual formó parte del
cuerpo académico de la Licenciatura en comunicación, así como de la Universidad
Anáhuac, campús Norte de la CDMX.